TESTIMONIOS DE OVNIS EN LA ANTIGÜEDAD
Por Percy Taira
En un post anterior publicado en enero del 2012, hablábamos
sobre los ovnis en el arte antiguo, es decir, los supuestos objetos voladores
no identificados que aparecían retratados en importantes obras de arte en la antigüedad
(también discutimos este tema en nuestro programa #10 Expediente Oculto Radio).
Pues bien, pero no sólo hay testimonios de ovnis en el arte, sino también, en
antiguos manuscritos, alguno de ellos antes de Cristo, en el que se nos habla
sobre extrañas luces en el cielo, algunos de ellos incluso hablan de “globos”
en el cielo, bolas de fuego o proyectiles, que surcaban el cielo de manera
veloz y causando el temor en la población, todo esto por supuesto, antes de que
los hermanos Wright hicieran su primer vuelo en la historia o que alguien fuera
capaz de fabricar cualquier tipo de nave que pudiera sobrevolar los cielos.
Aquí publicamos algunos de estos ejemplos:
Julio Obsequeno,
escritor e historiador romano del siglo IV, quien rescató textos antiguos que
hacían referencia a extraños fenómenos en el cielo en su obra: Prodigiorum
Liber (el Libro de los Prodigios). Estos son algunos de los pasajes más
importantes:
“En Capua, todo el cielo estaba en llamas, y uno pudo ver
figuras como aves”. (AC. 216)
“En Fregallae (cerca de Roma) la noche se volvió como el
día y en Setie una luz brillante fue vista volar de este a oeste en el cielo”.
(AC.205)
“Cuando Postomio Paulo y P. Mario Scaevola eran Cónsules,
en pleno día, con tiempo sereno y cielo despejado, una cosa como un arco fue
visto en el cielo sobre el Foro Romano, sobre el Templo de Saturno”. (AC.99)
“En Aenarie, mientras Livio Torso promulgaba las leyes al
comienzo de las guerras italianas, al amananecer, vino un sonido tremendo del
cielo y una bola de fuego de color dorado cayó a tierra girando. Incrementó en
tamaño, y fue visto elevarse del suelo y volar por el cielo, oscureciendo el
disco solar con su brillantez”. (AC.90)
“Algo como un arma o un proyectil se elevó de la tierra
con gran ruido y se desplazó hacia el cielo”. (AC.42)
Conrad Wolfhart,
profesor de gramática de Basel, Suiza, nacido en 1518, recopiló en un libro los
siguientes testimonios:
“Las formas de naves fueron vistos en el cielo de Roma”
(AC.214)
“… y en Arpinio, una cosa como un escudo redondo fue
visto en el cielo” (AC.216)
“En Lanupio, un impresionante espectáculo de naves fue
visto en el cielo” (AC.170)
“Cuando el emperador Agricola estaba en Escocia, llamas
maravillosas fueron vistas en el cielo sobre el bosque de Caledón, todas en una
noche de invierno. El aire estaba en llamas en todos sitios y muchas noches,
cuando el iempo era sereno, se veía una nave desplazándose rápidamente por el
cielo”. (80)
“Sobre Bretaña, en Francia, una cosa brillante como un
globo fue visto en el cielo. Su tamaño fue enorme, y por debajo colgaba una
bola de fuego como un dragón, de la boca del cual salían dos llamas, una de las
cuales alcanzaba afuera de Francia y la otra iba hacia Irlanda, y terminaba en
fuego, como rayos”. (457)
“Dragones fueron vistos en el cielo… y naves en las
cuales se veían hombres se vieron en el aire” (746)
Mateo de París,
monje benedictino e historiador inglés, publicó en su libro Historia Anglorum,
los siguientes casos:
“En este año, un palo en llamas fue visto al mediodía en
el cielo norte el 1 de agosto. Una gran hambre siguió y tal fue la mortandad
entre los hombres que casi no quedaban vivos para enterrar a los cadáveres”.
(1094)
“El 24 de julio, en el crepúsculo, pero no cuando salían
las estrellas, sino mientras que el aire estaba claro, sereno y brillante, una
gran estrella hizo su aparición. Era como una antorcha, surgiendo del sur, y
volando a ambos lados, emitió una luz poderosa en el cielo. Cambió de dirección
hacia el norte, sin prisa, sin ninguna rapidez, pero exactamente como si
quisiera ascender a un sitio en el cielo. Pero cuando llegó aparentemente al
medio del firmamento, en nuestro hemisferio norte, dejó tras de sí humo y
chispas”. (1239)
“A medianoche, el 1 de enero, en el cielo claro y sereno,
y con la luna de ocho días, apareció repentinamente en el cielo una especie de
nave grande, de diseño elegante, bien equipada y de color maravilloso. Ciertos monjes
en la Abadía de St. Albans lo vieron… durante largo rato, como si estuviese
pintado y construido de planchas, pero finalmente comenzó a desaparecer”.
(1254)
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