EL AVISTAMIENTO OVNI DEL PINTOR EDUARDO MOLL EN 1958
Por Percy Taira
(Artículo basado en las investigaciones del afamado criptozoólogo e investigador ovni estadounidense, Richard Greenwell, publicadas en el libro Un estudio sobre los Ovnis de 1968)
(Artículo basado en las investigaciones del afamado criptozoólogo e investigador ovni estadounidense, Richard Greenwell, publicadas en el libro Un estudio sobre los Ovnis de 1968)
El hecho ocurrió
una noche del primero de febrero de 1958. Eduardo Moll, un ingeniero químico
graduado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y reconocido pintor de
aquellos tiempos, se encontraba conduciendo su auto Ford hacia La Perla, distrito
del Callao, en donde vivía su entonces prometida y luego esposa, Juana.
Eduardo Moll iba conduciendo por la avenida Costanera cuando
de pronto, a eso de las 9 y 30 de la noche, observa una extraña luz titilando
en medio de la noche. Aquella luz se encontraba a más de cien metros de distancia.
Moll, en un primer momento pensó que se trataba de la instalación de un nuevo
aviso luminoso a un lado de la carretera, sin embargo, luego descartaría esta
opción.
Extrañado por esa luminaria le avisa a su acompañante y
ambos deciden seguir su camino y acercarse más a la luz para ver de qué se
trataba.
A sólo 10 metros
Moll y su pareja, Juana, continuaron con su camino, entonces
vieron que la luz se volvió más brillante y fueron capaces de distinguir mejor
la forma y los colores de las luces de ese extraño objeto. Aquello tenía una
forma circular y desprendía luces de color anaranjado y blanco. Continuaron acercándose
a aquel objeto hasta encontrarse a solo
unos 10 metros de distancia. En ese momento Moll detuvo su vehículo a un lado
de la avenida y pudo observar que el objeto se encontraba suspendido en el aire
a unos 10 metros de altura. No emitía ningún tipo de ruido.
La pareja se quedó a un lado del auto y notaron más
detalles de aquel extraño objeto. Según los testigos tendía una longitud
aproximada de 10 metros y un ancho de 1,5 metros, tenía una forma elíptica. La parte
visible del objeto además, estaba rodeado de luces que formaban una especie de
X a la vista con colores rojos y amarillos que se apagaban y prendían
constantemente, sin que alguna de estas luces tuviera algún tipo de
coordinación aparente.
Eduardo Moll y su pareja, notaron además que en la parte
inferior del objeto, en su parte central, había un gran foco de luz que caía al
suelo, pero sin iluminar el área a su alrededor.
El objeto volador no identificado se encontraba en la
parte superior de una fábrica abandonada de ladrillos, la misma que estaba
rodeada por una pequeña muralla hecha de adobe. Al estar ya varios minutos
observando aquel objeto, Eduardo Moll decidió acercarse aún más para observar el
artefacto con mayor claridad. Apagó el motor de su vehículo y decidió acercarse
a pie hasta el lugar en donde se encontraba el objeto. Cruzó la primera muralla
de adobe hasta encontrarse a unos 8 metros de aquel objeto, fue en ese momento
cuando aquel foco de luz de la base del objeto se apagó.
No obstante, aquellas luces rojas y amarillas continuaban
pulsando. Moll entonces decidió acercarse aún más al objeto, pero éste comenzó
a moverse, a retroceder, y si bien lo hizo de manera lenta, fue lo
suficientemente como para que Moll desistiera de seguirse acercando. Finalmente
el objeto aceleró y luego de alcanzar una elevación de 15 grados sobre el
horizonte, se perdió en la noche.
Al ver esto, Moll no tuvo dudas, quizá su curiosidad
científica lo impulsó a querer saber qué era aquel objeto extraño que había
visto. Regresó a su auto, lo encendió, e intentó buscar alguna entrada en la
carretera para perseguir a aquel objeto. Pero no pudo encontrar ninguna entrada
que le permitiera continuar con su intención.
La visión de
Eduardo Moll
El ingeniero químico señala que la zona era un lugar
despoblado, es más, al ser de noche, había muy poco tráfico por la carretera,
así que le pareció imposible que alguna otra persona pudo haber sido testigo de
aquel objeto, no obstante, asegura que pudo comprobar que un hombre y su hijo
de unos 14 años, observaron a ese objeto sobrevolar su vivienda.
Eduardo Moll quiso dar a conocer al público lo que había
visto, por eso, llamó a un medio local para dar los detalles de su
avistamiento, sin embargo, quizá su popularidad de pintor distrajo la atención
del periodista que le atendió pues éste estaba más interesado en su nombre que
en lo que había observado. Por ello Moll decidió callar y no comentar a nadie
más lo que había observado.
Sin embargo, diez años después de ese acontecimiento, en
1968, Eduardo Moll conversó con el investigador del fenómeno ovni, Richard
Greewell y le confirmó no sólo los detalles expuestos en esta nota sino también
sus dudas y certezas sobre lo que pudo
ser aquel objeto.
Eduardo Moll dice:
“Su medio de propulsión es probablemente muy simple, pero
todavía no descubierto por nuestra tecnología”. Es increíble que un ingeniero
químico con educación en física, no haya tenido esa noche y los 10 años
siguientes, alguna explicación sobre lo que fue aquel objeto que divisó en la
oscuridad de la noche.
Por ello, la pregunta de qué fue lo que observó Eduardo
Moll y su pareja aquel primero de febrero de 1958, continúa siendo un misterio.
Acá les dejo un video de Eduardo Moll, del 2009, en su
faceta como artista plástico:
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GH
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