El enigmático caso Affa y las comunicaciones con seres de Urano

 


En el mundo de los enigmas relacionados con los ovnis y los contactos con supuestas civilizaciones de otros planetas, pocos episodios resultan tan peculiares como el de Affa. La historia comienza en la década de 1950 y se mantiene hasta hoy como uno de los casos más comentados dentro del fenómeno de las canalizaciones y de los supuestos intentos de contacto alienígena. Lo interesante de este relato no solo está en el personaje que dice provenir de un planeta lejano, sino también en la reacción de organismos militares y de inteligencia que, aunque con cierto escepticismo, dedicaron recursos a seguirle la pista.


Los primeros mensajes de Affa

La figura de Affa apareció por primera vez en 1952 en un grupo ocultista de Prescott, Arizona, liderado por George Hunt Williamson. Según los asistentes, el ser se presentó como proveniente del planeta Urano y se comunicó a través de la escritura automática. Con el tiempo, las comunicaciones habrían llegado incluso por medio de transmisiones radiales. Los mensajes advertían sobre peligros para la humanidad, provenientes tanto de personas malintencionadas como de seres hostiles de los llamados sistemas solares de Orión.

Años después, en 1954, el nombre de Affa volvió a surgir en la localidad de Eliot, Maine, esta vez a través de Frances Swan. Al igual que en el caso de Williamson, las supuestas comunicaciones procedían de una gran nave espacial uraniana. Affa instó a Swan a contactar a la Marina de los Estados Unidos para que recibiera directamente sus mensajes de radio.

La señora Swan compartió esta petición con su vecino, el almirante retirado Herbert B. Knowles, quien era un entusiasta del tema ovni. Impresionado por las respuestas obtenidas durante una de las sesiones de escritura automática, Knowles decidió escribir a la Oficina de Inteligencia Naval. El 8 de junio, dos oficiales visitaron la casa de Swan y también participaron en la experiencia. Affa prometió que enviaría una transmisión radial el 10 de junio a las 2 de la tarde, pero esta nunca se produjo. La Oficina de Inteligencia Naval perdió el interés y el caso fue derivado a la Oficina de Aeronáutica de la Marina.

John Hutson, un oficial de seguridad curioso por el asunto, viajó a Eliot en julio y permaneció dos días observando. Luego de regresar, comentó el tema con un agente del FBI, aunque la agencia optó por no seguir investigando.



Nuevas apariciones en los años cincuenta

El verano de 1959 volvió a poner a Affa en el radar, esta vez a través del comandante Julius Larsen, un oficial de la Marina que trabajaba como enlace con el Centro de Inteligencia Fotográfica de la CIA en Washington. Larsen, además de su formación militar, sentía un interés personal por el espiritismo. Durante sus indagaciones encontró un archivo sobre el caso y decidió visitar tanto a Swan como a Knowles.

En uno de esos encuentros, Larsen intentó comunicarse mediante escritura automática y afirmó haber tenido contacto con Affa, aunque Swan negó que se tratara del mismo ser con el que ella hablaba. Una vez de regreso en Washington, Larsen compartió la experiencia con Arthur Lundahl, director del centro, y con su asistente, el teniente comandante Robert Neasham. Frente a ellos, Larsen entró en trance y afirmó establecer contacto con Affa, mientras ambos le hacían preguntas.

En una de esas sesiones, los presentes le exigieron a Affa una prueba de su existencia. La supuesta entidad les dijo que miraran por la ventana. Lundahl aseguró no ver nada más que nubes, pero Neasham creyó que una nave espacial estaba oculta entre ellas. Incluso afirmó que operadores de radar del aeropuerto nacional de Washington habían detectado un misterioso bloqueo en esa zona del cielo. Sin embargo, nunca se presentó evidencia independiente que respaldara dicha afirmación.



El interés de las fuerzas armadas

La experiencia de Larsen y Neasham motivó a que Neasham notificara a Robert Friend, mayor de la Fuerza Aérea y jefe del famoso Proyecto Libro Azul, que investigaba oficialmente los ovnis. Para Friend, Larsen transmitió mensajes telepáticos supuestamente procedentes de Affa y de otros seres espaciales, aunque estos se negaron a conceder una demostración más concreta, como la aparición de una de sus naves.

Friend redactó un informe y lo envió a sus superiores, pero la investigación no avanzó más. El episodio terminó archivado en documentos del Pentágono, del FBI y de la CIA. Permaneció en el olvido hasta comienzos de la década de 1970, cuando Friend compartió sus notas con el historiador David M. Jacobs, especialista en el fenómeno ovni.

Con el tiempo, algunas versiones exageradas empezaron a circular en la literatura ufológica, e incluso llegaron a sostener que la CIA había tenido comunicación directa con seres extraterrestres. Estas afirmaciones carecieron de pruebas verificables, pero contribuyeron a mantener vivo el misterio en torno a Affa.


Más preguntas que respuestas

El episodio de Affa se convirtió en uno de los más enigmáticos de la década de 1950 dentro del fenómeno ovni y de los contactos psíquicos. Lo peculiar es que involucró no solo a personas interesadas en el ocultismo, sino también a oficiales de la Marina, agentes de inteligencia y al propio Proyecto Libro Azul.

A pesar de la atención que recibió en su momento, las pruebas nunca fueron concluyentes. La transmisión radial prometida no ocurrió, las supuestas naves no se mostraron y las declaraciones sobre anomalías en el radar jamás se confirmaron.


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