La INCREÍBLE FOTO de un OVNI en ITALIA | Caso Cecconi 1979
Por Expediente Oculto
En la historia de los avistamientos de objetos voladores no identificados, algunos casos han dejado una huella profunda por la cantidad de pruebas y la credibilidad de sus testigos. Uno de ellos ocurrió en 1979 en Italia, cuando un piloto militar, reconocido por su experiencia y seriedad, protagonizó un encuentro aéreo que hasta hoy sigue despertando debates. No se trató de una historia basada en rumores, sino de un incidente con registro fotográfico, confirmación visual y detección por radar, lo que lo convierte en un caso especialmente relevante para los estudios sobre el fenómeno ovni.
El día del encuentro
El 18 de junio de 1979, el entonces mariscal piloto Giancarlo Cecconi, nacido en Florencia en 1933, regresaba a la base aérea de Treviso después de realizar una misión de reconocimiento fotográfico sobre los Apeninos ligures. Volaba a bordo de un G-91R, equipado con cuatro cámaras VINTEN, dos laterales, una frontal y otra en la parte inferior del fuselaje. Mientras se encontraba en la zona entre Rovigo y los Colli di Abano Terme, recibió por radio la instrucción de comunicarse con la base aérea de Istrana. El radar de esta instalación había detectado un objeto no identificado cerca de Quinto di Treviso, muy próximo al aeropuerto militar de S. Angelo.
Cecconi, perteneciente al 14º Grupo del 2º Escuadrón de Reconocimiento y Caza de la Fuerza Aérea Italiana, se dirigió hacia el punto señalado para interceptar el objeto. En un primer momento pensó que podía tratarse de un globo solar, pero pronto notó que la “mancha negra” que divisaba tenía características distintas. Describió su forma como similar a un tanque de combustible de color negro mate, con una parte superior algo aplanada y un carenado con dos “bigotes”. Debajo de esta estructura se apreciaba una cúpula de color blanco lechoso. El objeto medía entre seis y ocho metros de largo y aproximadamente tres metros de ancho.
Maniobras y registro fotográfico
El avistamiento se produjo a una altitud de unos 1.300 metros, justo sobre el aeropuerto militar de Treviso. Cecconi logró acercarse lo suficiente para tomar una primera serie de fotografías con la cámara frontal de su avión. Luego realizó una maniobra rápida para invertir el rumbo y volvió a encontrar el objeto en el mismo lugar, lo que le permitió capturar nuevas imágenes con las cámaras laterales.
Uno de los aspectos que más le llamó la atención fue que el objeto no parecía verse afectado por la turbulencia generada por el paso de su avión, a pesar de volar a una velocidad de entre 450 y 500 kilómetros por hora y pasar a unos 100 metros de distancia. Durante unos cinco minutos, el piloto efectuó entre siete y ocho pasadas, tomando un total de 82 fotogramas. El objeto nunca mostró completamente su lado, como si mantuviera una postura defensiva frente a la aeronave.
El personal en tierra, que seguía la escena con binoculares, advirtió a Cecconi por radio que el artefacto emitía una extraña estela azul. El radar confirmaba que, aunque a simple vista parecía estático respecto al avión, en realidad se movía con rumbo y velocidad definidos. En varias ocasiones el objeto realizó movimientos verticales bruscos de hasta 300 metros, llegando a alcanzar los 4.000 metros de altura.
La desaparición y la polémica
En un momento, mientras Cecconi realizaba otra maniobra para tomar más fotografías, desde el centro de radar de Istrana le informaron que el objeto había desaparecido de sus pantallas. Segundos después, la torre de control de Treviso confirmó que también había dejado de ser visible. Tras aterrizar, el material fotográfico fue retirado por el personal especializado y llevado al laboratorio para su revelado.
Años más tarde, cuando el piloto ya estaba retirado, investigadores del fenómeno ovni solicitaron al Ministerio de Defensa la documentación del caso. La respuesta oficial fue que el objeto había sido identificado como un globo cilíndrico confeccionado con bolsas de plástico negras. Esta explicación dejó perplejos a los ufólogos, considerando la trayectoria y capacidad de observación de Cecconi, uno de los pilotos más respetados de su generación.
El incidente de Treviso de 1979 sigue siendo relevante por la combinación de testimonios presenciales, confirmación por radar y registro fotográfico. Para muchos, es un ejemplo de cómo algunos encuentros aéreos con objetos no identificados permanecen sin una explicación definitiva, incluso décadas después.
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