La CIENTÍFICA que ACOMPAÑÓ A EINSTEIN a REVISAR el OVNI y los CUERPOS de ROSWELL | SHIRLEY WRIGHT
Por Expediente Oculto
La historia de Roswell sigue siendo uno de los episodios más enigmáticos del siglo XX, y aunque muchos conocen la versión oficial, pocos saben que la asistente de Albert Einstein, la Dra. Shirley Wright, afirmó haber presenciado detalles sorprendentes sobre el incidente. Según su testimonio, acompañó a Einstein a un hangar donde pudo ver la nave y los seres extraterrestres, ofreciendo un relato que difiere notablemente de lo que se ha divulgado oficialmente y que aporta una perspectiva única sobre este misterioso suceso.
El hangar y la nave
La Dra. Wright recordó haber sido llevada junto a Einstein a un lugar que se asemejaba a un hangar de aeropuerto. Allí se encontraba la nave dañada y los cuerpos de los extraterrestres. La nave tenía forma de disco, era cóncava y su superficie mostraba un efecto peculiar: al acercarse parecía opaca, pero a distancia reflejaba la luz, casi como si emitiera un brillo propio. Su tamaño era considerable, ocupando aproximadamente una cuarta parte del espacio del hangar, y su apariencia general parecía sacada de una película de ciencia ficción.
Aunque algunos científicos pudieron ingresar a la nave para estudiar sus sistemas y equipos, Wright no fue autorizada. Su papel era el de asistente, realizando tareas menores y observando desde afuera. Sin embargo, pudo percibir que la nave estaba equipada con tecnología avanzada: compartimentos que se abrían automáticamente, pods de control que emergían del suelo y equipos ubicados a lo largo del perímetro. Todo el lugar estaba lleno de actividad, con científicos y personal de seguridad trabajando de manera intensa y concentrada, lo que reforzaba la sensación de que no se trataba de una fantasía.
Los extraterrestres y su apariencia
En total había nueve seres, ocho fallecidos y uno vivo. Las criaturas medían aproximadamente un metro cincuenta, eran delgados, con piel gris-verde y ojos grandes y oscuros sin pupilas visibles. No tenían nariz, solo marcas que indicaban dónde deberían estar las fosas nasales, y vestían trajes de una sola pieza con botas integradas. Cada traje llevaba un insignia en el centro, cuyo significado era desconocido. Lo más sorprendente para los científicos fue que estos seres podían respirar nuestro aire sin ningún tipo de equipo, aunque indicaron que no era idéntico al de su planeta, sino suficientemente parecido para sobrevivir.
El ser sobreviviente realizó preguntas directas y sorprendentes sobre los humanos: quería saber cuánto vivíamos, por qué la vida humana terminaba, por ejemplo, si por enfermedad u otros factores, hasta dónde habíamos explorado el espacio y qué profundidad habíamos alcanzado en los océanos. Su curiosidad mostraba que, en comparación con ellos, el conocimiento humano sobre su propio planeta y la exploración espacial era muy limitado.
Su misión y origen
Cuando se les preguntó por qué habían llegado a la Tierra, respondió que eran exploradores en busca de un lugar mejor, ya que su región de origen enfrentaba problemas energéticos. Consideraban la posibilidad de colonizar otros planetas, pero concluyeron que la Tierra no era adecuada. Respecto al accidente que los trajo a Roswell, señaló que se trató de un malfuncionamiento. La nave sobreviviente se había separado de un grupo de ocho, y otra había caído en Siberia. Confirmó que no eran de nuestra galaxia y mencionó un sistema estelar que sigue siendo desconocido para la humanidad.
Lo más llamativo fue su actitud. A pesar de su superioridad científica e intelectual, no mostraba miedo hacia los humanos. Según Wright, se podía percibir cierta compasión al darse cuenta de nuestra inferioridad, una sensación que la asistente nunca olvidó.
La experiencia de Shirley Wright
La Dra. Shirley Wright fue la única estudiante que acompañó a Einstein aquel verano y se describía a sí misma como su “preferida”. Gracias a este vínculo pudo acceder a un testimonio que de otro modo habría permanecido secreto. Wright no fue interrogada ni tuvo un papel activo en la interacción con los extraterrestres; su rol era observar y asistir en tareas menores. Sin embargo, su relato es detallado y profundo: describió la nave, los cuerpos, los trajes, los insignias y la intensa actividad de los científicos y el personal militar presentes.
Wright también señaló que el extraterrestre era cuidadoso con la información que compartía, revelando solo lo necesario. No proporcionó detalles sobre su reproducción o su estructura social y parecía haber descartado la idea de establecer contacto permanente con la Tierra, considerándola “inapropiada” para su colonización.
Un testimonio que genera debate
Para quienes estudian la ufología y los fenómenos inexplicables, este testimonio es un recurso invaluable. Aporta detalles concretos sobre la nave y los seres, así como la actitud de superioridad y curiosidad de los visitantes. También refleja la intensa actividad de los científicos y el personal militar que participaron en el evento. Sin embargo, existen investigadores que cuestionan si la historia de Shirley Wright es verdadera o no, a pesar de que ella fue una científica respetada y confiable.
Es importante destacar que Albert Einstein nunca mencionó este incidente, por lo que no existe evidencia directa de su participación más allá del testimonio de Wright. Cada detalle que ella ofrece invita a reflexionar sobre la magnitud de lo ocurrido, pero la veracidad de su relato sigue siendo objeto de debate.
Al final, corresponde al lector decidir si cree o no en esta historia. Lo que queda claro es que el testimonio de Shirley Wright añade un matiz fascinante al misterio de Roswell, y nos recuerda que algunos secretos del universo podrían estar más cerca de lo que pensamos.
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