HERMINE SPEIER: LA PRIMERA MUJER EN TRABAJAR EN EL VATICANO
Por Percy Taira
En estos tiempos en que una de
las críticas mayores a la Iglesia Católica es el papel que le da a las mujeres dentro
de sus instituciones religiosas, cabe recordar la historia de una mujer, que se
convirtió en ser la primera de este género en trabajar de manera oficial,
dentro de las paredes del Vaticano.
Su nombre era Hermine Speier, era
arqueóloga, y fue contratada por el Vaticano en 1934 para organizar el archivo
fotográfico de los museos vaticanos. Lo curioso del caso, es que esta mujer
rompió varios clichés y tabúes que hasta el día de hoy se creen, tiene el
Vaticano. Es que su particularidad no sólo recae en su sexo, sino también en su
nacionalidad y además, en su religión.
En principio, podemos decir
que a diferencia de la gran mayoría de los que trabajaban en esos tiempos en el
Vaticano, Speier no era una religiosa, sino como hemos dicho, una civil, una
académica; tampoco tenía nacionalidad italiana, un requisito importante para la
época para conseguir un puesto de trabajo en este lugar, sino, alemana; y por
último, tampoco era católica (un requisito quizá el más importante de todos)
sino judía.
Es más, cuenta una anécdota
que una vez el Papa Pío XI preguntó a uno de sus colaboradores de qué religión
era Hermine Speier y ellos le respondieron que era judía, a lo que el Papa
respondió: “una razón más contratarla”.
Hermine vivió y trabajó dentro
del Vaticano en el inicio y desarrollo de la Segunda Guerra Mundial y continuó
trabajando en la Santa Sede hasta 1967. Ella falleció en 1989 y su cuerpo se
encuentra enterrado en el Vaticano, en el Campo Santo Teutónico, que se
encuentra al lado de la Basílica de San Pedro, y esto debido a que decidió
convertirse al catolicismo, hecho que le llevó a romper lazos con su familia.
Según el censo realizado en el
Vaticano en el 2008, en la Santa Sede trabajan 4,626 empleados de los cuales
831 son mujeres, casi el 18 por ciento de los trabajadores.
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