COLABORACIÓN: DESCUBREN FÓSIL DE HACE 520 MILLONES DE AÑOS


Por Jesús Gómez* (España)

Un fósil de un artrópodo de una antigüedad de aproximadamente 520 millones de años, correspondiente al período Cámbrico, fue hallado en la localidad de Yunnan, en China.

Recientemente se ha publicado un estudio relativo a este fósil de 11 cm de tamaño y que albergaba en su interior un cerebro complejo como el de los modernos artrópodos de la actualidad, este hallazgo situaría la aparición de cerebros complejos en una época anterior a la que hasta ahora se había creído.

Esto demuestra que el cerebro de los artrópodos no ha cambiado mucho en 520 millones de años, el fósil denominado “Fuxianhuia Protensa” es un linaje de artrópodo extinto que combina un cerebro complejo con un plan corporal primitivo.

Esta especie representa un eslabón perdido que arroja luz sobre la historia evolutiva de los artrópodos, el grupo taxonómico en el que se encuentran los insectos, crustáceos y arácnidos.


Fósil de artrópodo de 520 millones de años.


Como la anatomía cerebral de los branquiópodos es mucho más simple que la de los malacostráceos se había considerado que a los branquiópodos como los antepasados más probables de los insectos.

Según los investigadores implicados se trata de un descubrimiento importante que podría resolver un largo debate acerca de cómo aparecieron y evolucionaron los cerebros complejos.

Hay polémica en el mundo académico sobre el origen de los insectos. 

Unos creen que los insectos evolucionaron a partir del ancestro que dio origen a los malacostráceos, un grupo de crustáceos que incluye a las gambas y a los cangrejos. Otros apuntan al linaje de los branquiópodos. Como la anatomía cerebral de los branquiópodos es mucho más simple que la de los malacostráceos se había considerado que a los branquiópodos como los antepasados más probables de los insectos.

Sin embargo, este descubrimiento lo cambia todo. El cerebro complejo de Fuxianhuia hace que el escenario descrito no sea probable. La forma de su cerebro es comparable a la de los modernos malacostráceos. Los autores del estudio sostienen que este fósil apoya la hipótesis que de que el cerebro de los branquiópodos evolucionó a partir de un cerebro de arquitectura compleja hasta uno con una simple en lugar de al revés.

Nicholas Strausfeld, coautor del estudio y proponente de esta hipótesis, dice que ya había pistas que indicaban que los branquiópodos no podían ser los antepasados de los insectos y que muchos de los paleontólogos esperaban encontrar algún día una prueba como la que ya se ha encontrado que apoyara esa idea.

Cuenta que se pasó cinco horas frenéticas en el microscopio de disección, y las últimas dos horas de su estancia en Yunnan se las pasó fotografiando y fotografiando. “Me di cuenta de que el cerebro realmente tenía tres neurópilos en la región óptica, lo que es un rasgo de los malacostráceos no de los branquiópodos”, añade. Los neurópilos son las porciones del cerebro de los artrópodos que sirven para recolectar y procesar la información que llega de los órganos sensoriales. Los branquiópodos sólo tienen dos neurópilos ópticos.

Los neurópilos ópticos de cada lado estuvieron probablemente conectados por fibras nerviosas según un patrón cruzado como ocurre en insectos y malacostráceos. El cerebro además estaba compuesto por tres segmentos fundidos, mientras que en los branquiópodos sólo dos segmentos están fusionados. Fuxianhuia tenía un cerebro moderno en un cuerpo primitivo.

Esta especie apoya la idea que una vez un diseño básico de cerebro aparece cambia poco a lo largo del tiempo. En su lugar los componentes periféricos como los ojos, las antenas, los apéndices y otros órganos sensoriales sufren una gran diversificación y especialización para diferentes tareas, pero se conectan a la misma circuitería básica.

“Es notable lo constante que se han mantenido los grupos de patrones del sistema nervioso durante probablemente 550 millones de años. La organización básica de la circuitería computacional que tiene que ver, por ejemplo, con el olfato parece ser la misma que la relacionada con la visión o con el tacto”, dice Strausfeld.

Se necesitará encontrar cerebros igualmente bien conservados en otras especies de la época para dejar zanjado el asunto. Quizás otros artrópodos de la época que tengan planes corporales más complejos pudieran tener cerebros más complejos. Al fin y al cabo, todos ellos necesitaban un sistema nervioso sofisticado que les permitiera navegar a través del entorno complejo y peligroso en el que se habían convertidos los mares cámbricos.

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