¿Vivimos en una Simulación o Videojuego hecho por entidades desconocidas?

 


Por Expediente Oculto

En las últimas décadas, los informes sobre encuentros con entidades no humanas han captado la atención de millones. Testimonios de personas que afirman haber sido abducidas, contactadas o incluso haber tenido hijos híbridos con estos seres han sido registrados, investigados y debatidos sin cesar. Sin embargo, más allá de las explicaciones tradicionales que los vinculan con seres de otros planetas, hay una teoría alternativa que empieza a ganar terreno: la hipótesis de la simulación. Esta sugiere que el universo tal como lo percibimos no es más que una recreación programada, y que estos encuentros podrían ser eventos renderizados o manipulaciones dentro de ese sistema.

La hipótesis de la simulación no solo busca reinterpretar fenómenos paranormales o alienígenas, sino también ofrece nuevas herramientas para comprender las formas en que estas entidades interactúan con los humanos. Lo que parecía simple ciencia ficción se convierte ahora en un marco coherente para analizar sucesos antes relegados al terreno de lo inexplicable.



Las apariencias engañan

Uno de los puntos más interesantes que vinculan la teoría de la simulación con las abducciones es la forma en que estos seres se presentan. En muchas culturas ancestrales se encuentran relatos de entidades que raptan humanos, los llevan a otros mundos y luego los regresan, a menudo con recuerdos fragmentados y una sensación distorsionada del tiempo. Estos seres, a lo largo de los siglos, han sido conocidos con nombres distintos y con apariencias adaptadas al contexto cultural de cada época.

En la actualidad, los testimonios de encuentros con extraterrestres tienden a describir figuras grises de ojos grandes o humanoides tecnológicos. Pero décadas atrás, estas mismas entidades afirmaban ser de Venus o Marte, lugares que en aquel momento se consideraban plausibles como hogares de vida inteligente. A medida que la ciencia avanzó y descartó esas posibilidades, las entidades comenzaron a declarar procedencias más distantes y abstractas.

Esto ha llevado a considerar que estos seres no se muestran tal como son, sino que adoptan una forma que el observador puede comprender o aceptar. Como en un videojuego, en el que un avatar puede cambiar de apariencia sin alterar su verdadera naturaleza, estas entidades podrían estar "renderizándose" en una forma accesible a la mente humana. La interpretación que el testigo hace del encuentro dependería, entonces, tanto del contenido proyectado como de su propia capacidad de percepción.



Relaciones interdimensionales

No solo se trata de apariciones momentáneas. Existen numerosos testimonios que hablan de relaciones más íntimas entre humanos y estas entidades. Personas que aseguran haber tenido relaciones íntimas con seres no humanos, algunas veces voluntarias, otras veces inducidas, y que incluso afirman haber procreado con ellas. Estas historias, que para muchos suenan absurdas o ridículas, tienen sorprendentes paralelos en tradiciones antiguas.

En ciertas culturas por ejemplo, se habla de entidades que conviven con los humanos sin ser vistas por la mayoría. En esos textos aparecen casos de hombres que se casan con estas entidades, tienen hijos, y luego son abandonados cuando ellas regresan a su mundo. Las similitudes con los testimonios modernos de abducciones sexuales y crías híbridas resultan inquietantes.

Este patrón también aparece en otras culturas, donde seres considerados parte del folclore, como las hadas, raptaban personas para llevarlas a otros mundos, desde donde regresaban con recuerdos vagos o distorsionados. El paralelismo con los relatos modernos lleva a pensar que tal vez no se trata de entidades diferentes, sino de la misma presencia que se manifiesta con distintos rostros a lo largo del tiempo.


¿Renderización condicional?

Un elemento clave en esta visión es la forma en que estos fenómenos se perciben. Hay relatos donde varias personas presencian un mismo evento, pero cada una lo ve de manera distinta. Mientras uno describe un objeto en forma de disco, otro habla de una figura cilíndrica. En otros casos, una persona observa claramente un objeto volador, mientras su acompañante no ve nada en absoluto. Esta disparidad ha llevado a algunos investigadores a proponer que estos objetos podrían estar siendo renderizados de manera selectiva, como sucede en entornos virtuales.

En el mundo de los videojuegos, es común que ciertos elementos solo sean visibles o accesibles para jugadores de determinado nivel o condición. Aplicando esta idea al mundo real, podría explicarse por qué algunos individuos ven estos fenómenos y otros no. La experiencia estaría condicionada por factores internos del observador, como su nivel de percepción, sensibilidad o disposición mental.

Existen incluso relatos donde un objeto parece atravesar físicamente un obstáculo sólido, como si no estuviera completamente presente en nuestra realidad. En un caso, un objeto descendió en un bosque espeso sin dañar los árboles, lo que implicaría que su presencia no era totalmente física, sino una especie de proyección que aún no había sido completamente “materializada” dentro de la simulación.



Una simulación con múltiples niveles

La idea de que estos encuentros podrían estar ocurriendo dentro de una simulación ofrece también otras posibilidades intrigantes. Por ejemplo, que estas entidades no sean seres autónomos en el sentido tradicional, sino programas que cumplen funciones específicas dentro del sistema. O que provengan de futuros simulados, enviados atrás en el tiempo para modificar eventos o influir en comportamientos.

Esta última posibilidad conecta con múltiples casos donde los abducidos reciben mensajes de advertencia sobre el destino del planeta. En los años 70 y 80 era común que las entidades advirtieran sobre la destrucción ecológica o el uso desmedido de armamento. Si estas inteligencias vinieran de una línea temporal futura dentro de una simulación, tendría sentido que buscaran modificar el curso de ciertos eventos, tal como un programador corrige errores en un sistema antes de que causen daños mayores.

Incluso algunas experiencias con sustancias psicoactivas o estados alterados de conciencia han sido descritas como momentos en los que se “abre” la percepción y se accede a realidades superpuestas. Personas que en estado normal no ven nada, logran en esos momentos observar presencias, formas o entidades que parecieran estar allí todo el tiempo, invisibles al ojo común. Esto refuerza la idea de que la percepción humana es limitada y que estas entidades pueden estar presentes en una capa de la realidad que solo algunos pueden alcanzar.

Todo esto sugiere que no estamos frente a un fenómeno exclusivamente físico ni puramente psicológico. Lo que ocurre podría ser una combinación de ambos, una interacción compleja entre un entorno simulado y la conciencia del observador. Si el universo es una simulación, estas entidades podrían ser parte del sistema o incluso sus creadores, actuando bajo reglas distintas a las que conocemos.

Las implicancias de esta teoría son profundas y abren nuevas vías para explorar lo desconocido. Tal vez los encuentros con lo extraño, lo inusual y lo inefable no sean accidentes ni alucinaciones, sino ventanas hacia los verdaderos límites de la realidad. O lo que creemos que es la realidad.


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