El misterio de las aeronaves de 1800s que sorprendió a EE.UU.
Por Expediente Oculto
Durante las últimas décadas del siglo XIX la idea de máquinas capaces de volar capturaba la imaginación popular. La ciencia estaba en pleno auge y muchos inventores buscaban la manera de conquistar los cielos. En ese contexto comenzaron a difundirse historias sobre extrañas aeronaves que cruzaban el firmamento de diferentes ciudades de los Estados Unidos. Estos relatos, registrados principalmente entre 1896 y 1897, generaron una ola de fascinación y escepticismo que todavía hoy intriga a los investigadores de lo insólito.
Lejos de ser un fenómeno aislado, los avistamientos se multiplicaron en distintos puntos del país. Algunos periódicos ridiculizaron los testimonios, mientras otros se vieron obligados a dejar de burlarse por la creciente cantidad de lectores que afirmaban haber presenciado estos objetos. Más allá de las dudas y las exageraciones, lo cierto es que los informes dejaron huella en la cultura de la época y en la historia de los primeros intentos de volar.
Primeras noticias y descripciones sorprendentes
El primer caso con gran repercusión se produjo en California a finales de 1896. A partir de ese momento comenzaron a recibirse reportes desde Nebraska, Delaware y más tarde desde otros estados del medio oeste. Uno de los sucesos más comentados ocurrió en Omaha en marzo de 1897, cuando cientos de personas observaron un objeto luminoso que permaneció visible durante más de media hora.
Las descripciones de las naves variaban según el testigo. Algunas se parecían a un gran cigarro con estructuras metálicas y cables. Otras tenían alas semejantes a las de un insecto gigante. También se habló de globos alargados con potentes reflectores. En Kansas, por ejemplo, se relató que el aparato tenía una canasta en forma de canoa con alas ligeras y un globo oscuro encima. En Texas, varios testigos afirmaron ver una nave semejante a un cigarro mexicano con alas de mariposa, iluminada por intensas luces y desplazándose con gran rapidez.
Más allá de la forma, un elemento común era la impresión de que no se trataba de globos comunes. Los detalles técnicos descritos por campesinos, granjeros y vecinos parecían dar cuenta de construcciones complejas que desafiaban la tecnología conocida de ese tiempo.
Encuentros cercanos y mensajes enigmáticos
No solo se reportaron objetos en el cielo. También hubo afirmaciones de encuentros con supuestos ocupantes. Algunos testigos hablaron de hombres y mujeres aparentemente normales que viajaban en estas aeronaves. Uno de los episodios más curiosos ocurrió en abril de 1897 en Illinois, cuando un vecino aseguró haber visto una nave a baja altura con una mujer en la proa capturando palomas con una red. El mismo día otro habitante de una localidad cercana encontró una carta atribuida a los viajeros, en la que se hablaba de banquetes a base de pastel de paloma y de velocidades sorprendentes alcanzadas en distintos trayectos.
Otros relatos mencionaban aterrizajes breves en campos y granjas, donde los tripulantes pedían agua o conversaban con los lugareños. En algunos casos ofrecían paseos, aunque la mayoría de los testigos rechazó subir. En Arkansas, un antiguo senador contó que habló largamente con un hombre de barba oscura que aseguraba haber heredado el secreto de la antigravedad y que tenía planes de intervenir en conflictos internacionales con un arma de disparos rapidísimos. En Texas, un grupo de ciudadanos se presentó en un campo donde se hallaba una nave de más de dieciocho metros y dialogaron con dos hombres que afirmaron estar trabajando para inversionistas de Nueva York.
Hubo también informes de viajeros nocturnos que entraban a restaurantes, decían provenir de ciudades lejanas y luego se marchaban, tras lo cual una aeronave luminosa sobrevolaba la zona. En Arkansas incluso se recogieron testimonios jurados de policías que aseguraban haber visto a los tripulantes llenar sacos de agua en plena noche. Aunque algunos relatos parecen inverosímiles, muchos testigos defendieron con seriedad lo que habían observado, lo que generó un debate difícil de resolver.
La incógnita sobre los inventores
En medio de la oleada de informes, los periódicos comenzaron a especular acerca de los posibles inventores. Algunos testimonios señalaban que los tripulantes decían proceder de California o de Nueva York, mientras que otros mencionaban viajes iniciados en Sacramento o San Francisco.
Un detalle llamativo es que en varios relatos aparece un hombre llamado Wilson, descrito como alguien con inclinaciones mecánicas que ya en la década de 1870 trabajaba en proyectos de navegación aérea. Viejos conocidos confirmaron su existencia y su interés por el tema, lo que sugiere que al menos parte de los rumores podría estar vinculada a personas reales. También se mencionó a un hombre en Omaha que había pasado años diseñando modelos de aeronaves y llenando las paredes de su casa con bocetos. Su carácter solitario y su dedicación a la aviación hicieron que algunos lo señalaran como posible creador.
La prensa de la época recogió múltiples versiones y teorías. Algunos hablaban de sociedades secretas dedicadas al estudio de la aeronáutica. Otros pensaban que se trataba de grupos de inventores que probaban sus prototipos en distintos estados antes de presentar sus resultados. En cualquier caso, el hermetismo de los supuestos pilotos y la falta de pruebas concretas dejaron el misterio sin resolver.
Un legado de misterio en la historia de la aviación
El periodo de 1896 y 1897 dejó una serie de relatos que aún hoy despiertan fascinación. Aunque muchas de las historias parecen tener elementos de exageración o incluso de fraude, no se puede negar que el fenómeno tuvo una consistencia llamativa. Para muchos, simplemente se trató de avistamientos de globos aerostáticos que por esas fechas ya volaban por algunas ciudades de Norteamérica y Europa, sin embargo, las descripciones físicas y tecnológicas no parecen encajar de manera completa con este tipo de naves. Sobre todo, porque en varios casos se repiten patrones extraños, como la presencia de seres humanos realizando tareas incomprensibles, así como la petición recurrente de agua para beber, la mención a ciudades específicas y la afirmación de que los viajeros se alimentaban de aves cazadas en pleno vuelo.
A diferencia de los avistamientos modernos, donde predominan seres extraños o naves de aspecto futurista, los testimonios de finales del siglo XIX hablaban de construcciones humanas, hechas de metal, madera y gas. El debate sobre si se trataba de ingeniosos pioneros de la aviación, de bromistas que aprovecharon la credulidad de la prensa o de algo más enigmático sigue abierto.
Lo cierto es que, en aquellos años, miles de personas afirmaron haber visto con sus propios ojos objetos que no encajaban en la tecnología conocida. El recuerdo de esas aeronaves misteriosas se convirtió en parte del folclore estadounidense y alimentó la curiosidad por los vuelos más allá de lo que entonces parecía posible. Aunque nunca se reveló quiénes fueron los verdaderos protagonistas ni qué ocurrió con sus inventos, el episodio sigue siendo un capítulo fascinante en la historia de los sueños humanos por conquistar el cielo.
Comentarios