LA PROFECÍA DE SANTA ROSA DE LIMA QUE INSPIRÓ A TUPAC AMARU II PARA SU REBELIÓN



Durante el siglo XVIII circuló por distintos rincones del Perú y más allá de nuestras actuales fronteras una supuesta profecía dicha por Santa Rosa de Lima (1586-1617) y que, entre otras videncias, profetizaba el fin del dominio de los españoles sobre nuestras tierras. 

Una parte de la profecía decía lo siguiente: "el (año) de los tres sietes (1777) el reino volvería a su antiguo ser, se reconocería un Rey Inca”.

Más allá de que el número siete, tiene evidente connotaciones místicas y religiosas, la fecha coincidió con una de las etapas revolucionarias más importantes de América Latina: la rebelión de José Gabriel Condorcanqui, más conocido como Tupac Amaru II (1738-1781).

Tal era la importancia de esta profecía, que según muchos historiadores motivó en gran manera, a incrementar el sentimiento antiespañol en el país y a la creación de diversos movimientos rebeldes contra las autoridades españolas locales, que tuvo su clímax con el inicio de la rebelión de Tupac Amaru II, el 4 de noviembre de 1780.

La importancia de la profecía de Santa Rosa de Lima

El propio José Gabriel Condorcanqui confesó esta influencia profética ante las autoridades españolas al momento de su captura.

"Él dijo que el tiempo de la profecía de Santa Rosa de Lima había llegado. Que el control del reino debía volver a sus antiguos dueños y que era por eso que el iba a exterminar y expulsar a todos los europeos existentes en él".

Además, cuando el obispo Moscoso y Peralta lo excomulgó, Túpac Amaru II dijo.

"¿Quién pidió al clérigo a involucrarse en esto? ¿No sabe que el tiempo de la profecía a llegado?"

Pero no sólo era José Gabriel Condorcanqui quien creía en esta profecía. Como él, muchos de los conspiradores en contra del virreinato, también lo creían.

Justamente, en el año 1777, un indio llamado Juan Quispe Tupa Inca, que fue apresado por las revueltas que comenzaban a originarse en el Cusco, confesó que la profecía de Santa Rosa de Lima estaba circulando por la provincia, sobre todo en las "chicherías" (bar en donde se consumía chicha) y que era una de las causas principales para incentivar la "conmoción y sedición de los indios y mestizos para levantarse en contra de los corregidores, matando a algunos y expulsando a los demás".

Una parte importante de la profecía de Santa Rosa de Lima, decía además que una vez aparecería un Inca católico que restauraría el Tahuantinsuyo. Esto era asumido y creído por Tupac Amaru II y sus seguidores, quienes veían en el curaca, al descendiente del último Inca, Tupac Amaru I, y heredero natural para asumir este cargo.

Las profecías de la santa eran distribuidas además de la forma oral, a través de quipus, a la costa y sierra del país, e incluso, más allá de lo que hoy conocemos como el Perú. Tanto es así que el propio general Don José de San Martín, la consideró como la patrona de su marcha por la Independencia de América.

¿Profecía apócrifa?

Sin embargo, a pesar de su popularidad e importancia dentro del proceso independentista del Perú y de América Latina, muchos historiadores y biógrafos de la santa limeña, sostienen que la profecía era apócrifa, es decir, falsa o un invento que tenía como objetivo justificar o respaldar, los levantamientos rebeldes que habían en interior del país en contra del gobierno español. 

Práctica muy común, incluso en nuestros días, para levantar la moral de algunos ejércitos e incluso de países durante un proceso bélico o de violencia.

En su libro “Santa Rosa de Lima y la Política de la Santidad Americana”, el antropólogo peruano Ramón Mujica Pinilla dice lo siguiente:

"En plena época borbónica, la nobleza indígena también le atribuyó a santa Rosa una profecía política apócrifa, con contenidos políticos reivindicatorios, que terminó por movilizar muchas de las conspiraciones y rebeliones indígenas del Perú preindependentista, desde 1750 hasta 1783. Según la profecía después de dominar los reyes de España tanto tiempo como los incas, el cetro caería de manos de los monarcas hispanos y el antiguo Tawantinsuyo sería restaurado por un inca”.

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