REFLEXIÓN: SOBRE LAS LECCIONES QUE NOS DA LA VIDA (Y NO VEMOS)
Por
Percy Taira
A
veces es bueno mandar a la mierda a alguien. A veces es recomendable también
mandar a la mierda a muchos. Pero nunca, nunca, mandes a la mierda a todo el
mundo. No entres en ese camino de la generalidad a la que nos lleva un momento
de rencor o inestabilidad emocional. Si alguien te falló, no quiere decir que
todos lo harán; si muchos te traicionaron, no quiere decir que el mundo lo
hará. A lo mucho, creo, es indicativo que no ha sido ni la persona, ni el
grupo, ni el grupo de personas, que estaban destinados para estar a tu lado por
el resto de tu vida. Pero ojo, quizá sí lo estaban para estar presentes de
manera momentánea y enseñarte algo.
Muchas
veces nos cuesta entender la idea de que incluso en los momentos más terribles
uno puede encontrar algo positivo. Nos parece una de esas frases que se
comparten en las redes pero nunca la hemos sentido como algo verdadero. Sin
embargo, sí es verdad. Y esa única cosa positiva que puedes encontrar es una
lección. Una enseñanza.
A
veces por estar concentrados en el pesar y la tristeza de un mal momento, de
una pelea y demás, no comprendemos esta enseñanza, por ello, no es raro que
muchos repitan escenas y episodios y como se dice “tropiecen siempre con la
misma piedra”. Esto se debe simplemente a que no hemos visto, captado y
entendido el mensaje.
Y
créanme, seguiremos cometiendo los mismos errores, y seguiremos conociendo a
los mismos tipos de personas, si no entendemos el mensaje. Es como una prueba
que el destino nos pone. Es como nos dijera: “te pondré las mismas pruebas y al
mismo tipo de personas hasta que aprendas de qué trata y cómo superarlas”.
Ojo:
no es nuestra culpa que esa gente sea como es. Muchas veces, los grandes manipuladores, la
gente más negativa, desleal, infiel, y violenta, suele hacer que sintamos que
la culpa de su comportamiento es nuestra. Error. Cada uno debe responder y
asumir los daños que hace a lo largo de su vida. Sin embargo, sí puede ser
culpa nuestra que asumamos esa culpa como nuestra aunque no tenga por qué serlo,
y luego, si seguimos alimentando ese círculo vicioso comportándonos de la misma
forma para atraer a nuestra vida el mismo tipo de personas y circunstancias.
Para
evitar esto es bueno aprender a decir NO. Si sientes que un episodio doloroso
se repite y que ya has pasado por esa experiencia antes, por más que te
rueguen, que te juren mil cosas, que te bajen la luna y las estrellas, por más
que te hagan sentir mal, di NO. Esto no es ser egoísta, esto es decir: NO,
PORQUE YA APRENDÍ LA LECCIÓN.
Dice
el refrán que “Para un roto siempre hay
un descosido”. No tenemos por qué jugar eternamente del papel del descosido.
Ante cada sufrimiento o mal momento curémonos, sanémonos, reunamos nuevamente
nuestras partes emocionales y sigamos adelante, que el futuro de alguna forma
siempre es un manojo de oportunidades. Es el destino que también nos dice:
busca otro tipo de camino, busca otro tipo de personas, busca otro tipo
oportunidades, que vayan con tu forma de ser, con tus intereses, y que sobre todo,
no te hagan daño, sino que te mejoren y que te hagan una mejor persona.
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