EL DALAI LAMA EXPLICA CÓMO SER FELICES Y EL KARMA
¿Por qué los problemas forman parte de nuestra propia creación? para el Dalai Lama esto se debe a dos factores: primero, a la falta de conocimiento de lo que es la realidad y el aferrarse demasiado a las cosas y segundo, a una actitud demasiado centrada en uno mismo. Esto según el Dalai Lama, crea los problemas innecesarios.
Por eso no podemos culpar de que esto sucedió por tal cosa o tal otra, sino que debemos entender que el factor principal del problema está dentro de nosotros mismos.
¿Cómo cambiar eso? No con la oración, no con el dinero, no con el poder, sino por el entendimiento de la conciencia, es decir, por la sabiduría. La felicidad y la tristeza, también forman parte de la mente.
Mucha gente busca la felicidad solo en el nivel sensorial (vista, olfato, oído, tacto y gusto) pero estas experiencias son solo temporales. Mientras haya música uno es feliz, pero cuando ya no hay música, uno vuelve a estar triste. Sin embargo, aunque uno tenga estos placeres sensoriales esto no puede reducir la ansiedad, el miedo o el estrés.
Pero si desarrollamos cierta experiencia positiva a nivel mental, eso durará más, aunque haya voces y ruido, incluso en la enfermedad física, o dolor físico, puede reducirse con la calma mental. Estas son las experiencias más importantes.
Para el Dalai Lama, una forma de llegar a este nivel de conciencia positiva, es el camino del Karma. En las religiones no teístas, no tienen la idea de un creador sino que creen en la ley de la causalidad (causa y efecto) o Ley del Karma. Karma significa acción, cualquier acción ya sea física, verbal o mental. Por una emoción positiva con una motivación sincera como la compasión o el perdón, genera un buen karma Pero todo sentimiento negativo genera de inmediato un mal karma.
Las experiencia de placer o dolor son debido a estas acciones. Es la ley de la causalidad. Una forma entonces de llegar a la felicidad, es a través del karma positivo, a través de los pensamientos, las emociones y acciones positivas.
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