LAS REDES SOCIALES, EL ESPIONAJE Y EL PODER
Por Percy Taira
A inicios de junio de este año
el diario estadounidense The Washington Post y el inglés The Guardian,
destaparon un escándalo sin precedentes en la historia de la inteligencia norteamericana:
la revelación de un proyecto de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) llamado
PRISM que tiene como principal objetivo el seguimiento de las comunicaciones de
miles de civiles del país del norte. Es decir, un plan de espionaje nacional,
con alcance global, que tiene como fin recopilar la mayor información posible
de sus propios ciudadanos.
Según datos proporcionados por
ambos medios de comunicación, la vigilancia incluiría las cuentas de usuarios
de empresas importantes de Internet tales como Microsoft, Google, Apple, Yahoo,
AOL, Skype, Facebook y Google+, así como la obtención por parte de la NSA de
miles registros telefónicos de diversas compañías telefónicas de los Estados
Unidos.
Si bien muchas de estas
empresas han negado cualquier tipo de participación con el gobierno de los
EE.UU. y el proyecto PRISM, se ha abierto un debate interesante en este país y
en el Reino Unido para resolver preguntas importantes como cuánta información
guardan de sus usuarios las referidas empresas de Internet; cuán vulnerables
son sus medidas de seguridad para resguardar esta información y sobre todo; qué
hacen estas empresas con la data que recogen.
Por una cuestión de espacio,
sería largo responder las preguntas en cada una de las plataformas de Internet
que hemos mencionado, sin embargo, podemos tomar como ejemplo a Facebook, una
de las más importantes redes sociales del planeta.
Para responder a la pregunta sobre
cuánta información guarda Facebook de nosotros, basta con recordar brevemente los
datos hemos proporcionado al abrir nuestra cuenta en esta red social: nombre, edad,
estado civil, país, ciudad, domicilio, números telefónicos, fotografías, profesión,
lugar de trabajo, religión, posición política, pasatiempos, hobbies, gustos
varios, entre otros. Es decir, Facebook desde un principio, cuenta con más
información que nuestro documento nacional de identidad.
Y en cuanto a la seguridad de
estas páginas para proteger los datos de sus usuarios, vale decir que un simple
hacker de primer nivel, es capaz, no solo de robar una contraseña, sino incluso,
manejar cualquier cuenta de Facebook como si fuera suya y robar así la
información que uno guarda allí. Esto es mucho más fácil de lo que se piensa.
No se necesita ser un hacker de una agencia de inteligencia para lograr tal
cosa.
Quizá por este motivo, las
redes sociales como Facebook, Twitter, Google+, entre otras, se han convertido
en blanco fáciles de las agencias de seguridad nacional o de inteligencia. Su fácil
acceso y la cantidad de información que pueden ser capaces de brindar, los
convierten en blancos apetecibles para cualquier régimen represivo.
Un dato más e importante que
hace que los servicios de inteligencia se enfoquen en las redes, es que a
diferencia de otros tiempos, en que los agentes tenían que hacer seguimiento a
determinadas personas y tener miles de contactos para obtener una información
del tipo personal, ahora, gracias a las redes sociales, son las mismas personas
que entregan de manera voluntaria, toda esta información, haciendo el trabajo
mucho más sencillo, económico y menos riesgoso, de las centrales de
inteligencia. Es decir, las redes sociales se han convertido en los últimos
años en una fuente de información de fácil acceso, inagotable y además, actualizada,
de cualquier persona que sea usuaria de estas plataformas.
Por último, si bien Facebook
ha negado que entregue la información de sus usuarios al gobierno de los EE.UU.
o a cualquier otro gobierno, muchos especialistas sospechan que esta
información sí se entrega y sobre todo, se vende, a diversas empresas y
compañías que elaboran diversos productos desde cosméticos hasta vehículos. Y
es que la información que poseen estas redes sociales no sólo abarata el costo
de mercadotecnia de las grandes compañías sino que además las hace más amplias
y precisas.
Dicho esto, vale preguntarse
ya no sobre la vulnerabilidad de las empresas y compañías de Internet, sino,
cuán vulnerables somos nosotros, como ciudadanos, ante estas compañías que
recopilan nuestras informaciones (nuestra vida diaria si se quiere); ante las
otras empresas que las usan esta información para realizar campañas publicitarias
cada vez más manipuladoras; y ante los gobiernos que de manera cada vez más
sencilla, puede acceder a estos datos. Dicen que la información es poder, hay
que preguntarse entonces, a quién le estamos dando este poder sobre nosotros.
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