TORMENTA SOLAR: LO QUE PASÓ AYER Y LO QUE PUEDE PASAR MAÑANA
Por Percy Taira
Una forma de conocer las
consecuencias que podría traer una nueva tormenta solar de grandes proporciones
es nuestro planeta, es ver al pasado y conocer si alguna vez alguna tormenta
solar golpeó la Tierra y cómo ésta la afectó.
Pues bien, no hay que ir tan
lejos (en años de la Tierra me refiero) para ver un ejemplo de lo que puede provocar
una tormenta solar y que podría provocar, si es que están en lo cierto aquellos
científicos (incluidos de la NASA o la Comisión Europea) que esperan un
fenómeno de esta naturaleza para el 2012 y el 2014.
La última tormenta solar de la historia
La última solar que tuvo
consecuencias mundiales ocurrió en 1859, y comenzó a finales del mes de agosto
cuando se comenzó a ver extrañas auroras boreales hasta el sur del Caribe (por
lo general esto solo ocurre en los polos). Luego de este fenómeno, no fue sino
hasta el 1 y 2 de septiembre cuando la tormenta solar llegó a su pico más alto.
En esa oportunidad la tormenta
solar provocó el fallo de los sistemas telegráficos en toda Europa y
Norteamérica. Se dice que el papel de estos aparatos comenzó a arder, y algunos
técnicos murieron electrocutados. Además, debido a los cortes eléctricos se
presentaron numerosos incendios provocando pérdidas materiales importantes para
la época. Este hecho pasaría a la historia como «El evento Carrington», en
honor a un astrónomo británico Richard Carrington que midió estas llamaradas
solares.
Una posible tormenta solar en el SXXI
Ahora bien, si eso pasó en
1859 cuando la mayor tecnología de telecomunicación era el telégrafo y la
energía eléctrica de calles y hogares estaba recién en sus inicios, es decir,
cuando el hombre aún no era tan dependiente de la energía y la electricidad, y provocó
tal desastre y caos ¿se imaginan qué pasaría en esta era moderna? ¿En esta era
de satélites, GPS, móviles, televisión e Internet?
El periodista de la sección
científica del diario ABC de España, José Manuel Nieves, lo explica de la
siguiente manera:
"El escenario podría ser
cualquier gran ciudad de Estados Unidos, China o Europa. La hora, por ejemplo,
poco después del anochecer de cualquier día entre mayo y septiembre de 2012. El
cielo, de repente, aparece adornado con un gran manto de luces brillantes que
oscilan como banderas al viento. Da igual que no estemos cerca del Polo Norte,
donde las auroras suelen ser comunes. Podría tratarse perfectamente de Nueva
York, Madrid o Pekín. Pasados unos segundos, las bombillas empiezan a
parpadear, como si estuvieran a punto de fallar. Después, por un breve
instante, brillan con una intensidad inusitada... y se apagan para siempre. En
menos de un minuto y medio, toda la ciudad, todo el país, todo el continente,
está completamente a oscuras y sin energía eléctrica. Un año después, la
situación no ha cambiado. Sigue sin haber suministro y los muertos en las
grandes ciudades se cuentan por millones. En todo el planeta está sucediendo lo
mismo. ¿El causante del desastre? Una única y gran tormenta espacial, generada
a más de 150 millones de kilómetros de distancia, en la superficie del
Sol".
Según un informe financiado
por la NASA y publicado hace menos de un año por la Academia Nacional de
Ciencias de los Estados Unidos (NAS), las consecuencias que traería consigo una
gran tormenta solar en nuestros tiempos serían de niveles catastróficos,
primero, porque las actuales redes eléctricas diseñadas para operar a voltajes
muy altos sobre áreas geográficas muy extensas, resultan especialmente
vulnerables a esta clase de tormentas solares. Y segundo, por la
interdependencia de estas centrales eléctricas con sistemas básicos que
garantizas la subsistencia del hombre como suministros de agua, tratamiento de
aguas residuales, transporte de alimentos, mercados financieros, red de
telecomunicaciones, todo ello depende de manera principal de la energía
eléctrica.
El primer mundo los más perjudicados
Ahora bien, José Manuel Nieves
señala que contrariamente a lo que sucede con los mayores desastres naturales,
de suceder una gran tormenta solar que produzca todas estas terribles
consecuencias, los más afectados serán los países y sociedades más
desarrolladas, es decir, las urbes de los países del llamado "primer
mundo".
En el caso de los Estados
Unidos por ejemplo, una tormenta solar parecida a la sucedida en 1859 dejaría
fuera de operación a 300 de los mayores transformadores eléctricos en un lapso
de 90 segundos, dejando a 130 millones de ciudadanos estadounidenses sin
energía eléctrica. Recuperar sólo los transformadores eléctricos tardaría un
período mayor a dos años y reconstruir la ciudad tomaría unos cuatro o diez
años. Esto tomando en cuenta que según la NAS, las consecuencias destructivas
serían diez veces peores que las dejada por el huracán Katrina y el costo
ascendería a dos billones de dólares, Katrina costó entre 81 y 125 mil millones
para la reconstrucción.
En ese sentido, serían las
civilizaciones más independientes de la energía eléctrica, como pueden ser
algunas tribus en África o América las que no sentirían las consecuencias, por
lo menos en su estilo de vida, de esta gran tormenta solar.
¿Preocupación o precaución?
Cierto que en este blog no
queremos enrolarnos en la lista de la gente apocalíptica que cree que el mundo
se va a acabar este 2012, 2013 ó 2014, lo que queremos, más que preocupar o
espantar es informar y cuestionar el por qué no hay una información sobre las
precauciones que debemos tomar, nosotros, el ciudadano de a pie, cuando este
evento ocurra.
Es decir, si este evento solar
tendrá las consecuencias apocalípticas que se esperan (y esto lo dicen
científicos no agoreros), lo menos que podrían hacer los gobiernos es informar
las medidas de prevención para evitar ello.
Hay países como Estados
Unidos, Canadá, y parte de Europa, que lo están haciendo pero hay muchos
también, como países de América Latina y el Caribe, que ni si quiera son
conscientes de las consecuencias de este evento y lo toman como parte del
jolgorio de profecías que circundan el 2012.
Nosotros queremos usar de
alguna manera este medio, y poner nuestro granito de arena, para que la gente
sepa y conozca sobre la importancia y potencial peligrosidad de este hecho, y
comience a investigar y a buscar los cuidados que crean convenientes. Es muy
cierto (y eso esperamos) que quizá no pase nada, pero es siempre mejor estar
precavidos, preparados, para cualquier eventualidad. Aunque como dice el
periodista José Manuel Nieves, el problema no es decir si va a ocurrir o no una
nueva tormenta solar, porque eso es un hecho, el problema es saber cuándo.
Por último les recomiendo leer
un post que publicamos hace unos días sobre la Tormenta Solar de San Valentín (porque ocurrió el 14 de febrero del 2011), que fue una fuerte tormenta solar
de clase X (el mayor grado de tormenta que hay) que por suerte, sí, por suerte,
no golpeó de lleno a la Tierra sino que se desvió hacia los polos. Nadie o muy
pocos, sabían que estábamos un paso, ese 14 de febrero, de sufrir alguna de
esas terribles proyecciones descritas líneas arriba. También recomiendo leer
los varios artículos que nuestro periodista Alex Albornoz ha escrito sobre el
tema.
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