EL DIOS DE LA GRAN ESMERALDA DEL PERU
El mítico guerrero Naylamp llegando a las costas del Perú.
Por Percy Taira
Esta es una historia que
particularmente desconocía. Y es que entre los principales dioses que se
adoraban en el antiguo Perú, se encontraba uno muy particular, que era la
adoración a una gran y divina Esmeralda.
El dato lo encontré en el
libro Repúblicas de Indias, Idolatrías y Gobierno en México y Perú antes de la
Conquista, escrito por el fraile de la orden de San Agustín, Jerónimo Román y
Zamora, en el año de 1575.
Pues bien, en esta obra dice
lo siguiente:
“Eran más supersticiosos los
del Perú, que los de Nueva España, porque si veían alguna peña, ó roca, ó un
gran guijarro que se diferenciaba en algo de los otros, estaban persuadidos que
era cosa divina, y que los dioses habían puesto en él algo de su deidad.
Tuvieron los del Perú entre
otros dioses muy famosos una Esmeralda, la cual era grandísima y de precio
inestimable, esto no estaba puesta en público, como los demás ídolos, mas
teníanla guardada como reliquia y sacábanla en ciertos días señalados, y el
pueblo la adoraba, y si alguno estaba enfermo lo llevaban delante de la piedra,
y los ministros persuadían á los simples que le ofreciesen dones de otras
piedras preciosas y que alcanzarían salud.
Usaron reverenciar poco á poco
á los señores y Reyes que les trajeron algunos cómodos y provechosos y fueron
justos y virtuosos, y así por tiempos les vinieron á hacer templos y á ofrecer
sacrificios”.
Como he dicho, no tenía
conocimiento sobre la adoración a algún tipo de Esmeralda por estas tierras,
sin embargo, he encontrado una leyenda que vincula el culto de una esmeralda
con el dios Naylamp, fundador de la cultura Lambayque, Chimú y Mochica.
Señalan las historias que el
guerrero trajo consigo cuando llegó a estas tierras un ídolo que lo
representaba hecho de una sola piedra verde, que según se dice, se veía como
una esmeralda a la cual llamaban Yampallec (de aquí se origina el nombre de
Lambayeque), que quiere decir estatua de Naylamp, pues se dice que tenía el
aspecto, y sobre todo el tamaño de aquel guerrero. Si suponemos que esto del
tamaño es real, pues se habría tratado de una piedra o una estatua sumamente
enorme.
La pregunta que queda en el
aire sin embargo, es si el fraile y cronista Jerónimo Román se habrá referido al
culto de la estatua de Yampallec en sus crónicas. Es decir, si la leyenda del
ídolo que trajo consigo Naylamp, tuvo algo de cierto.
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