DIFUNDEN DOCUMENTOS QUE REVELAN ESTRECHA RELACIÓN ENTRE EE.UU. Y PERÚ PARA EL RECOJO DE “EXTRAÑOS OBJETOS” QUE CAEN DEL ESPACIO
En los años sesenta extraños objetos cayeron en Cajamarca y Huancayo, de inmediato, el gobierno de los Estados Unidos con apoyo de la Guardia Civil y las Fuerzas Armadas peruanas, recogieron y trasladaron esos objetos al país del norte. Documentos presentados por el investigador Mario Zegarra, probarían esta extraña "colaboración" entre ambos países.
Por Percy Taira
El investigador peruano en
temas ufológicos, Mario Zegarra, publicó el día de ayer jueves, en su cuenta
personal de Facebook (Mario Zegarra), dos documentos que demostrarían la estrecha
“colaboración” que existe entre los gobiernos de EE.UU. y Perú, para el recojo
e incluso transporte de “objetos extraños” caídos o estrellados en territorio
peruano. En estos documentos se revela casos de objetos caídos en las regiones de Cajamarca en 1966, y Junín
(Huancayo) en 1967, si bien no podemos indicar que se traten de “ufo crashes”
(accidentes ovnis) si están claras las maniobras realizadas por ambos gobiernos
para su ocultamiento.
Documento 1: El caso de Cajamarca
El primer documento que
presenta Mario Zegarra, es un cablegrama del Departamento de Estado de los
Estados Unidos que tiene como título: Possible Space Vehicule Fragment o Posible
fragmento de vehículo espacial. En este documento se informa sobre la caída de
un objeto extraño en el distrito de
Callayuc, en Cajamarca. El hecho ocurrió el 9 de julio de 1966.
Según el informe “los habitantes
del distrito de Callayuc, un pueblo en las afueras de la ciudad, escucharon un
estruendo y vieron en el cielo un objeto luminoso que se desintegró en el aire
y cayó en varias direcciones. La única pieza localizada tiene 4.7 metros de
largo y 2.6 metros de ancho y con una apariencia de aluminizado”.
También hablan de que parte de
aquel objeto tenía en la parte interior forma cuadradas regulares y estaban
impregnadas de un material sintético.
El informe indica que según la
prensa local el objeto fue llevado a Cajamarca bajo la custodia de la Guardia
Civil.
En el segundo párrafo, se indica
que la Oficina del Agregado de Defensa de la Embajada de los EE.UU. está en
permanente contacto con la Fuerza Aérea peruana, para más detalles del caso; y
por último, que la embajada de los EE.UU. apreciará una guía para el seguimiento
del caso.
Colaboración entre EE.UU. y el gobierno peruano
Si bien, el objeto caído puede
tratarse, como bien dice el documento, sobre un posible fragmento de algún
vehículo espacial hecho por el propio Estados Unidos o alguna potencia
extranjera, hay detalles en este informe que llaman la atención. El
investigador Mario Zegarra, dice en su cuenta de Facebook lo siguiente:
“El segundo documento que
corresponde al incidente de Cajamarca, es del año 1966, y es altamente
interesante, porque prueba también que la Guardia Civil, ubicó y transportó
este objeto desde Cajamarca hasta Lima y de allí se derivó vía Panamá hasta los
cuarteles de la NASA.
El párrafo 2 de documento de Cajamarca
es aplastantemente categórico, en la afirmación que se pone de que la oficina
de enlace de Defensa del gobierno americano, situada dentro de la embajada estadounidense
en Lima, Perú, estaba en permanente contacto con la Fuerza Aérea peruana, para
que le brinde mayores detalles del caso del ovni de Cajamarca y que le haga un
seguimiento”.
Zegarra indica que de ser
cierto este caso, la “deducción sería de que estas relaciones nunca se cortaron
y existen hasta el día de hoy”.
Documento 2: El caso de Huancayo
El siguiente caso ocurrió en
el año de 1967 en Huancayo, capital de la región Junín.
El documento pertenece también
al Departamento de Estado de los Estados Unidos, y tiene como título: Space
Fragment o Fragmento espacial; consta de tres páginas y está fechado el 24 de
enero de ese año. Este documento narra lo sucedido un día antes, el 23 de
enero, con la caída de un objeto espacial en las cercanías de Huancayo. Dice lo
siguiente:
“Sobre el objeto rectangular del
23 de enero, fue descrito como de un metro 45 centímetros de largo y 90 centímetros de ancho y de 40 kilos. El objeto está hecho
de metal parecido al aluminio. Cayó en las proximidades de la ciudad de Huancayo.
No se reportaron marcas visibles sobre el objeto. Sobre la base de informes de
la prensa local, el director de la NASA cree que el objeto podría ser paneles
solares de un satélite y se ha avisado por radio Centro Espacial Goodard en Greenbelt
para cualquier información que pueda tener en cuanto a este fragmento”.
La segunda página del informe
indica:
“La superficie de la esfera
muestra signos de calentamiento aparentemente por la rotación, que ha formado
como trazas de metal solidificado, algo así como manchas, asemejando haber sido
producido por la fusión de remaches en cada lado. Lo mostrado en la superficie
sometida a la rotación, mientras estaba sometido a altas temperaturas. En un
lado de la espera, se aprecia una hendidura de cerca de 4 pulgadas de
profundidad y 12 pulgadas de ancho, presumiblemente causado por el impacto en
el aterrizaje”.
Según el segundo párrafo, este
sería el segundo fragmento encontrado cerca de Huancayo, el día anterior al
informe.
Por último, la tercera página,
bajo el título Shipment of Space Objects o Transporte de los objetos
espaciales. Dice lo siguiente:
“Los objetos espaciales fueron
despachados en la mañana del 18 de febrero mediante un avión del ejército de
los Estados Unidos, hacia Panamá, para de allí dirigirse a los cuarteles de la NASA,
de acuerdo a las instrucciones. De control. Agosto 21, 1968.”
Según Mario Zegarra, este
documento revela “la existencia de un convenio entre Estados Unidos y Perú para
el seguimiento y recuperación de objetos extraños que hayan caído en territorio
peruano. Y por supuesto la evidencia que se desprende de este documento, es que
la Guardia Civil participó de la recuperación, transporte y embalaje de estos
objetos caídos, por orden de ambos gobiernos. Esto definitivamente prueba de
que fuerzas de seguridad civiles y militares estaban al tanto e informaban a
las autoridades norteamericanas de estos sucesos constantemente”.
¿Estos documentos son auténticos?
Evidentemente, al ser estos documentos solo unas fotocopias y no las originales del Departamento de Estado de los
Estados Unidos, muchos pueden dudar o cuestionar su autenticidad. Sobre este
punto, el investigador Mario Zegarra señala:
“La calidad de la información
recibida es altamente rigurosa y sensible y de que los informantes que nos han
proporcionado esta información nos han corroborado con pruebas, de que ellos
tienen los originales, por lo tanto, los documentos son genuinos. Aparte, ellos
nos han pedido que jamás sean identificados, lo que acataremos a rigurosidad”.
Por último Zegarra indica que
iniciará una nueva investigación para verificar a través de las instituciones nacionales
la ocurrencia de estos hechos.
“Nosotros hemos pedido la verificación
de los hechos que involucran a guardas civiles y personal de la milicia, para probar,
desde sus respectivas oficinas, si hay documentos de registro de ocurrencias de
la Guardia Civil, que estén guardados en archivos que corroboren las
operaciones de rastreo, ubicación, transporte y embalaje de estos objetos desde
el lugar del hallazgo hasta la capital. Estos expedientes son como la caja de
pandora y es solo el comienzo de otra investigación”.
Para nosotros, la
investigación está abierta, puede quedar en la polémica la identificación de
aquellos objetos que cayeron del cielo en Cajamarca o Huancayo (si fueron
chatarra espacial o algo mucho más extraño, nunca lo sabremos), sin embargo, lo
que parece quedar muy claro por lo menos con estos documentos, creyendo en su
autenticidad, es en la colaboración cercana que hay entre los gobiernos de
Estados Unidos y Perú, para la recuperación e incluso transporte de estos objetos
hacia el país del norte.
Y de esta conclusión, podemos
suponer varias cosas, como por ejemplo, que este vínculo de “colaboración”
continúa hasta nuestros días. También, que si la recuperación de chatarra espacial
se discute en las altas esferas del gobierno (nada menos que entre la
Secretaría de Estado estadounidense y las Fuerzas Armadas peruanas) con
documentos bajo el rótulo de Clasificado, es evidente lo que pasará si algo mucho
más “extraño” llegara a caer al suelo peruano. El ocultamiento y el silencio,
está más que seguro.
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