IBN FIRNAS: EL PRIMER HOMBRE QUE VOLÓ EN LA HISTORIA
Por Percy Taira
Históricamente, se cree, por
lo menos en occidente, que los primeros hombres en volar con un mecanismo
construido por el hombre fueron los hermanos estadounidenses Wilbur y Orville Wright
en 1903. Sin embargo, esto no sería del todo cierto, pues existe en los
registros históricos el nombre de un personaje que muchos años antes, fue el
verdadero Ícaro de la humanidad. Se trata de Ibn Firnas, un científico e
inventor musulmán, quien en el año 875 fue el primer hombre en lograr tamaña
hazaña.
El primer hombre en volar
Su nombre original fue Abu
l-Qāsim Abbās ibn Firnās y fue un científico, químico e inventor que vivió en
la antigua España, para ser más precisos en Córdoba.
Ibn Firnas fue un gran
inventor y visionario, entre sus inventos más conocidos están el reloj de agua
llamado Al-Maqata, la lupa y un planetario que simulaba el movimiento de los
planetas y estrellas.
Pero todo eso no le bastó, su
gran obsesión fue la de volar, y creía
que el hombre podía simular de alguna manera el vuelo de las aves. Esta idea le
rondó por varios años su cabeza hasta que un día del año 875 cuando tenía
alrededor de 65 años de edad, decidió realizar su sueño.
Para realizar tal hazaña,
jamás puesta a prueba por ningún hombre, Ibn Firnas, decidió mandar a tejer una
gran túnica de seda recubierta con plumas y con largueros de madera articulados
que se podían mover y abrir de forma similar a las alas de las aves. La imagen
del diseño puede ser muy parecida a las alas deltas actuales.
Una vez que construyó tal
artilugio, se lo puso y desde una torre del Valle de la Ruzafa de Córdoba, y
ante el asombro de todos, se lanzó al abismo. Según los testigos, y así ha
quedado registrado en la historia, increíblemente, Ibn Firnas, se mantuvo por
mucho tiempo en el aire (se dice que por diez segundos) y logró planear o volar
por una gran distancia.
No obstante, algo falló en el
invento, pues si bien contaba con alas similares a las aves, no contaba con una
cola, elemento fundamental que no sólo permite dirigir el vuelo, sino también,
resulta sumamente importante al momento de aterrizar. Al no tener cola el
aparato, Ibn Firnas cayó casi en picada estrellándose contra el suelo.
Pero pese a lo que muchos
temían, o como muchos podrían esperar, Ibn Firnas, no murió. Logró sobrevivir al
vuelo, aunque ciertamente quedó sumamente lesionado por el golpe, se dice que se
fracturó las piernas y se golpeó fuertemente la espalda, algo que le dejó con
muchas dolencias hasta el momento de su muerte en 887 a la edad de 77 años,
doce años después de su hazaña.
Sin embargo, vale destacar su
genio. No sólo logró confeccionar un planeador que en verdad funcionó,
muchísimos años antes que cualquiera, sino que además, luego de lanzarse al
vacío, logró sobrevivir a tan arriesgado experimento.
Curiosamente, en occidente su
nombre no es muy conocido, o casi se ha olvidado en los registros históricos,
algo que no sucede en medio oriente, en donde es considerado como un héroe de
la antigüedad.
Actualmente, hay un cráter en
la luna que lleva su nombre; en Ronda (España) su ciudad natal, se ha
inaugurado un centro astronómico también con su nombre; y en Córdova, la ciudad
que lo vio volar, en el 2011 se inauguró un puente sobre el río Guadalquivir,
que lleva su nombre, y en el centro de este puente, una figura de este genio.
Hemos querido recordar y
rescatar en este post un nombre que es para muchos desconocido y que gracias a
su inventiva, logró dar ese gran salto a la humanidad, que muy pocos logran.
NOTA: Si te interesa este tipo
de temas, te recomendamos leer sobre la vida de Franz Reichelt, un sastre
francés que en 1912 se subió a la Torre Eiffel para probar su nuevo invento: un
paracaídas. Puedes leer esta nota en el siguiente enlace.
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