RESEÑA DEL LIBRO "CARTA DE UNA DESCONOCIDA" DE STEFAN ZWEIG
Por Percy Taira
Stefan Zweig fue un escritor y
biógrafo austríaco, que nació en Viena el 28 de noviembre de 1881 y falleció en
Petrópolis (Brasil) el 22 de febrero de 1942, a la edad de 60 años. Escribió
teatro, poesía, biografías, relatos y novelas. Destacan las biografías de Fouché; María Estuardo o Erasmo de
Rotterdam; así como su obra de no ficción, Momentos estelares de la humanidad. En cuanto a la novela corta,
tenemos el libro Carta de una desconocida,
publicado en 1922, obra que merece esta reseña.
La historia gira en torno al
famoso novelista R quien el día de su cumpleaños cuarenta y uno recibe una misteriosa
carta que no llevaba ni dirección del remitente ni firma. La carta, que más
parecía un manuscrito, tenía veinticinco hojas escritas precipitadamente con
«letra femenina, desconocida y nerviosa». En el encabezado, a manera de título,
se leía: «A ti, que nunca me has conocido». A partir de esta línea, la novela
pasa de la visión del escritor a la narración en primera persona de esta mujer
quien le revela al escritor el amor incondicional que nació en ella a la edad
de 13 años de edad, cuando lo vio por primera vez.
Puedes ver también ver esta reseña en video.
La mujer narra en la misiva no
sólo el origen de su amor sino cómo éste fue desarrollándose y creciendo junto
con ella. Desde esa primera visión de su niñez, hasta ese primer encuentro en
la juventud y ese último encuentro en la adultez; la mujer le cuenta al
escritor —quien jamás la reconoce en ninguno de esos encuentros que para él no
pasan de ser «casuales»—, el efecto destructivo que ha tenido en ella este amor
sumiéndola en la más absoluta soledad. Estado que sólo fue paliado por el
nacimiento de su único hijo, fruto del segundo encuentro entre ambos y cuyo
fallecimiento precipita en ella la referida confesión y la decisión de
concretar su propia muerte.
Dice en la carta:
«Sólo quiero hablar contigo,
decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre
fue la tuya aunque nunca lo supiste. Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando
esté muerta y ya no tengas que darme una respuesta; cuando esto que ahora me
sacude con escalofríos sea de verdad el final. En el caso de que siguiera
viviendo, rompería esta carta y continuaría en silencio, igual que siempre. Si
sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando
aquí su vida, una vida que fue siempre la tuya desde la primera hasta la última
hora».
La historia de esta mujer es
la de un amor que nace con la pureza e inocencia de la niñez, que luego se
desborda de manera apasionada en la juventud para finalmente aceptar la
imposibilidad del mismo en la adultez, sin embargo, esta aceptación pasa por la
decisión fatal de acabar con su propia vida en vez de enfrentarlo con la realidad.
En este caso, no hablamos pues de un amor que vivifica sino un amor destructivo
que va carcomiendo de manera interna al amante. Una obsesión que se alimenta
con la irracionalidad y que tiene su fin en un incomprensible pero desbordado
deseo de sacrificar su propia vida, y de cierta manera también la de su hijo,
antes de enfrentar al objeto de ese amor.
Por otro lado, tenemos la
historia del escritor, con cuya visión y experiencia comienza y termina la
novela. R, es descrito como un hombre mujeriego, que gusta de disfrutar de la
vida y la noche y quizá por eso, desmemoriado tanto en sus conquistas como en
sus afectos. A pesar de ser escritor y de mostrar gran sensibilidad al momento
de relacionarse con las mujeres, suele ser frío, insensible e impersonal, luego
de poseerlas. Es cierto que sería fácil poner a R como el «malo en la película», verlo como el
victimario de un gran amor y a la tragedia de la amante, como una grave
consecuencia de la vida egoísta y depredadora que llevaba, pero también es cierto
que no se le puede juzgar a una persona por aquello que ignora o peor aún, de
lo que se le oculta. Tampoco se le puede culpar por obsesiones ajenas que no ha
promovido ni incentivado o por el trágico final de éstas.
La riqueza de la novela radica
en darnos una serie sensaciones que pone a prueba la empatía que pueda sentir
el lector con la historia de ambos personajes. Unos personajes que a su vez,
han unido y variado sus destinos pues la existencia de uno no pueden entenderse
ni sentirse sin la existencia del otro. Por último, es destacable ver cómo al
final de la historia, la presencia de ese amor siempre presente en la mujer y
ese amor ignorado en el escritor cambian de lugar y somos testigos de cómo la
amante, buscando ignorar por fin ese amor dañino decide matarse; mientras que el
escritor, a partir de esa carta, tendrá siempre presente en cada cumpleaños, el
recuerdo de esa mujer y su inmortal sentimiento.
Comentarios