LA VERDAD SOBRE LOS TRES REYES MAGOS (ESPECIAL)
Por Percy Taira
La imagen de los tres Reyes
Magos: Melchor (un anciano proveniente de Europa), Gaspar (el más joven de los
tres reyes, procedente de Asia) y Baltasar (hombre de raza negra procedente de
África), arrodillados frente al pesebre del niño Dios, es quizá una de las más
icónicas en los tiempos de Navidad. Sin embargo, es muy poco lo que se sabe de
ellos y lo que se sabe, en el fondo, no es más que el resultado de una serie de
agregados, una mezcla entre los textos bíblicos, textos apócrifos, leyendas
históricas y mitos populares.
En este post vamos a dar un
breve repaso a todo lo que sabemos sobre estos tres personajes ligados a la
navidad, y las diferentes versiones o creencias que se tienen alrededor de los
mismos.
NI ERAN TRES, NI ERAN REYES, SEGÚN SAN MATEO
A pesar a que la figura de los
tres Reyes Magos está muy arraigada dentro de la creencia de los católicos,
resulta curioso, que la Biblia, texto sagrado de esta religión, solo menciona a
estos personajes en sólo uno de sus cuatro evangelios: el Evangelio según San
Mateo.
De ellos, se dice lo
siguiente: “Jesús nació en Belén, un pueblo de la región de Judea, en el tiempo
en que Herodes era rey del país. Llegaron por entonces a Jerusalén unos sabios
del Oriente que se dedicaban al estudio de las estrellas, y preguntaron: ¿Dónde
está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos salir su estrella y hemos
venido a adorarlo”. (Mateo 2; 1-2)
En esta primera parte del
Evangelio, tenemos las primeras pistas sobre los tres Reyes Magos, y notamos en
principio que San Mateo no especifica nombre alguno; el lugar de su procedencia
(sólo nos dice que son del Oriente); tampoco nos dice su número (no nos
especifica que fueran tres); y por último, no nos dice que eran Reyes, sino
sabios estudiosos de las estrellas (esto se entiende por los especialistas como
astrónomos y astrólogos, que en ese tiempo, ambos términos significaban lo
mismo).
Lo interesante es que en este
Evangelio, sí se habla de los regalos que estos sabios del Oriente, le ofrecen
al Mesías. Dice el Evangelio: “Luego entraron en la casa, y vieron al niño con
María, su madre; y arrodillándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le
ofrecieron oro, incienso y mirra”. (Mateo 2; 11)
Los especialistas sostienen
que el regalo hecho por los sabios, tienen un fuerte contenido simbólico. El oro
por ejemplo, se relaciona con la calidad de Rey del niño; el incienso, por su
calidad Divina; y por último, la mirra, que era un ingrediente principal para
las sanaciones y curaciones del cuerpo y también para el embalsamiento de los
cadáveres, lo que hablaría de la misión que iba a tener el Mesías en esos
tiempos de sanador tanto del cuerpo como de las almas.
Quizá al ser tres los regalos,
era muy fácil que a partir de allí, haya nacido la creencia que hayan sido tres
los sabios que fueron a adorar a Jesús, es decir, un regalo por cada sabio. Esa
parece ser la deducción más lógica.
NO ERAN REYES PERO SÍ MAGOS
Si bien los especialistas
sostienen que los personajes adoradores del niño, no eran Reyes, sí sostienen
que (si alguna vez existieron) pudieron ser magos. Evidentemente, no “magos” en
el concepto actual que podemos tener sobre esta palabra, sino, magos, en su
sentido antiguo.
La palabra “mago”, viene de la
palabra griega “magós” que a la vez viene del idioma persa “maguŝ” y del
avestan “magâunô”, que era la casta religiosa a la que perteneció Zaratustra,
el profeta fundador del zoroastrismo. Estas personas tenían fama de grandes
astrólogos y astrónomos, si lo entendiéramos en los términos actuales. Es
decir, astrónomos, porque eran estudiosos de las estrellas y astrólogos, porque
no sólo las estudiaban, sino que podrían interpretarlas como fuentes de conocimiento, de allí que la
pista del nacimiento del Mesías, les llega a través de una estrella. Por ello,
la palabra mago, en este sentido, puede ser considerado como hombres de
ciencia, o simplemente, hombres sabios.
EL VIAJE IMPOSIBLE
Otro dato curioso es en el
gran viaje que hicieron estos magos de Oriente. Si nos regimos en los textos
bíblicos, estos reciben la señal de la estrella de Belén, una vez que el niño
Jesús nace. Según las fechas que se manejan en la actualidad, Jesús nace en
Belén el 25 de diciembre y según esto, los tres reyes magos, emprendieron su
marcha, desde Persia o Babilonia (según se dice estos serían sus lugares de
procedencia) y llegaron a Belén en doce días, es decir, el 6 de enero. Algo que
tomando en cuenta los viajes de la época, lo hace improbable. Es por ello,
quizá, que San Agustín, usando textos apócrifos que decían que los reyes magos
viajaron en camellos, cambió la versión, y señaló que vinieron en dromedarios,
esto porque los dromedarios son más rápidos que los camellos, pero aun así, las
fechas resultan imposibles para la época.
LOS REYES MAGOS ADORNADOS
La inclusión de Baltasar, el rey mago de raza negra, fue una inclusión posterior en la tradición
¿Pero cuando nacieron los
Reyes Magos, tal y como los conocemos? Se dice que fue en el siglo VI cuando
los Reyes Magos tomaron la forma que hoy conocemos. Fue en ese tiempo cuando
los Reyes Magos pasaron a ser tres (algunos textos decían que eran doce, otros sesenta
y hay textos que hablan de quinientos magos); y cuando comenzaron a tener los
rasgos incluidos al inicio de esta nota, como son sus nombres y lugar de
procedencia.
No obstante, ya en el siglo
XIII, en el libro La leyenda dorada, del cronista italiano y obispo de Génova, Jacobus
de Voragine, fue cuando la imagen de los Reyes Magos, queda establecida tal y
como lo conocemos en la actualidad. El texto dice lo siguiente:
"El primero de los magos
se llamaba Melchor, era un anciano de cabellos blancos y larga barba. Obsequió
el oro al Señor como su rey, porque el oro significa la realeza de Cristo. El
segundo, llamado Gaspar, joven, sin barba, rojo de tez, rindió a Jesús, a
través del incienso, el homenaje a su divinidad. El tercero, de rostro negro,
luciendo toda la barba, se llamaba Baltasar; la mirra en sus manos recordaba
que el Hijo debía morir".
LOS OTROS NOMBRES DE LOS REYES
Curiosamente, los reyes magos,
no tuvieron siempre los mismos nombres. En el siglo IV al escritor sirio Efrén,
los llamó: Homizda, rey de Persia, Yazdegerd, rey de Sabá, y Perozad, rey de
Arabia.
ARTABÁN: EL CUARTO REY MAGO
Sin embargo, otras historias y
tradiciones, nos dan el nombre de un cuarto rey mago, uno que ha sido olvidado
por la tradición, se trata de Artabán. Según cuentan estas historias, Artabán
formaba parte de la comitiva que iba a adorar al niño Jesús, sin embargo, en el
camino, se cruzó con un anciano que necesitaba su ayuda. Este se detuvo para
ayudarle y con ello, retrasó su viaje. Luego de ayudar al anciano, emprendió
nuevamente su marcha, sin embargo, llegó tarde. Una vez en Belén no pudo hallar
a sus compañeros ni al niño Dios, en su lugar, se encontró con los soldados de
Herodes, que ya tenían la misión de llevar a cabo la (también nada histórica)
Matanza de los Inocentes.
LOS RESTOS DE LOS REYES MAGOS
Lugar en donde descansan los supuestos restos de los tres reyes magos
Evidentemente, muchas personas
en la antigüedad, creían en la verdadera existencia de estos personajes. Algunos
incluso, sobre todo reyes, “hallaron” en su árbol genealógico, un parentesco
directo con alguno de estos personajes. Sin embargo, el caso más curioso sobre
esta creencia es la de Santa Elena, madre del emperador romano Constantino, quien fue una verdadera coleccionista de reliquias relacionados con momentos y personajes
vinculados al catolicismo, y es que no solo encontró parte de la cruz en donde
fue crucificado Cristo, así como la tablilla con la inscripción INRI, los
clavos de la crucifixión o la corona de espinas; sino también, los restos de
los reyes magos.
Se dice que en el año 300, en
uno de sus tantos viajes, la emperatriz Elena, logró encontrar en Saba
(Palestina), los cadáveres de los reyes magos. Una vez descubiertos estos
restos, los trasladó a Constantinopla (actualmente Estambul) lugar en donde
permanecieron por tres siglos. Luego estos restos fueron enviados a Milán para
terminar su viaje en la ciudad de Colonia (Alemania). Allí se construyó una
gran catedral, que es el lugar actual en donde hoy descansan estos restos.
LA MUERTE DE LOS REYES MAGOS
Es justamente en esta catedral
en donde se encuentra un texto en el que trata de explicar el fin de los Reyes
Magos. El texto dice lo siguiente:
“Habiendo sufrido muchos
juicios y fatigas por el evangelio, los tres sabios se encontraron en Sevá
(Sebaste, en Armenia) el año 54 d. C. para celebrar la fiesta de Navidad.
Poco después de la celebración
de la misa, murieron: San Melchor, el 1 de enero, a la edad de ciento dieciséis
años; San Baltasar, el 6 de enero, a la edad de ciento doce años, y san Gaspar,
el 11 de enero, a la edad de ciento nueve años”.
Espero que les haya gustado
este breve recuente de datos y detalles sobre los Reyes Magos. Cualquier historia
o detalle más, por supuesto, pueden compartirlo en nuestra sección de
comentarios.
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