REFLEXIÓN: LA VIDA ES UNA CIENCIA INEXACTA




Por Percy Taira


Siempre he sido malo en las matemáticas y ahora que lo pienso, esto tiene una consecuencia lógica: a las matemáticas se les conoce como las ciencias exactas, por ende, no es casualidad que siempre me haya inclinado (podría decirse) por las ciencias “inexactas”: la poesía, la pintura, la literatura, el misterio, la religión, la espiritualidad.

Los defensores de las matemáticas dicen que en todo, TODO, está las matemáticas, desde un grano de arena hasta el Universo. Desde la poesía hasta la espiritualidad (el código Fibonacci si quieren). Pero hay algo que me cuesta aceptar ante esto último, y es que la vida, tal como lo entendemos, creo que es en esencia, una ciencia inexacta.

Con esto no quiero faltar el respeto a las Ciencias con mayúsculas, las respeto y en el blog siempre las hemos considerado para aclarar temas polémicos, pero en la vida, surge algo diferente. La cantidad de posibilidades que se abre ante cada segundo, ante cada decisión, ante cada paso, hace que sea imposible que, estadísticamente, la vida sea considerada exacta, y debido a las tantas posibilidades, menos aún una ciencia.

Y digo esto cuando las noticias en este siglo XXI nos hablan de vidas que se pueden clonar, manipular, de proyectos que según el cromosoma tal o el gen tal, dicen que se puede elegir, a dedo, qué características quieres para tus hijos: el color de piel, el color de ojos, qué males o enfermedades quieres o no quieres que tenga, qué habilidades quieres o no quieres que tenga, etcétera.

Pero lo que no se ve o no se piensa mucho, es que la vida está más ligada a lo inexacto, que está más vinculada al arte que a la ciencia, a lo que no tiene fórmula, a algo que funciona casi por antojos de aquel que muchos calificaron como dios o dioses.

Por ello, hoy pensé que aquello de que cada uno es dueño de su destino, de su futuro, no es tan cierto, que es como decir que si colocamos las equis y las yes correctas en la ecuación (también correcta), nos saldrá el resultado que queremos o deseamos.  Y lo digo en tiempos también en que corrientes editoriales nos proponen están teorías. No me opongo a esto, creo que todo lo que dé consuelo, ánimo y valor al hombre a la mujer que lo necesita, está bien.

Sin embargo, creo que la vida no es saber con precisión que si un tren sale de A va inexorablemente a llegar a B. La vida no puede ser la suma de A más B multiplicado por C. En la vida hay elementos que no se ven, que no existen ni se perciben en ecuaciones. No es el libre albedrío que le llaman ni las fórmulas que otros plantean. La vida tiene mucho de incierto.

Lo curioso es que esto incierto, se ha vendido desde siempre como sinónimo de miedo, como temor a lo que vendrá. Y ese es el típico pensar que se tiene ante lo desconocido. Lo incierto no siempre va a ser malo, tampoco va a ser siempre bueno, es simplemente incierto, es así cómo es.

¿Pero entonces qué se puede hacer? Primero, es entender y sobre todo aceptar, que la vida es incierta, aceptar eso aunque dé miedo y terror; y segundo, aprender a vivir en ella, aprender a vivir en medio de la absoluta incertidumbre, en medio de ese mañana eterno lleno de presentes.

¿Pero cómo vivir en esa incertidumbre constante? Pues esa pregunta es quizá la primera que se hizo ese primer hombre de las cavernas que sin tener una respuesta clara, creó a sus primeros dioses, y que aún hoy, en pleno siglo XXI, con los mismos dioses y con algunos nuevos, seguimos buscando una respuesta.

Como hemos dicho, la incertidumbre no es siempre trágica ni siempre buena, por ello, para nuestra felicidad y paz, y creo que lo más sano es aprender a entender la vida tal como es (cada cuál en su propio camino y reflexión) y disfrutar de esos momentos buenos lo más que se puedan y aceptar aquellos malos y tratar de aprender de ellos. Aceptar que la vida es tal cual, con sus cruces misteriosos, con sus baches, con sus obstáculos, con subidas, pendientes, barrancos y bajadas, pero sea lo que fuera, debemos seguir caminando, nunca rendirnos, seguir para adelante, porque uno nunca sabe qué nos puede traer la vida (esta vida incierta y caprichosa) al doblar la esquina.

PD. Y pensar que todo comenzó pensando en mí y en mi fracaso con las matemáticas… así es la vida.



Por cierto, cada cuál tiene la libertad de estar inconforme con lo escrito y es que la pregunta sobre qué es, y cómo debe vivirse la vida, es un tema amplio que no acepta una sola respuesta, es más, dudo mucho que la haya. Así que libertad para escribir sus propios comentarios, que los leeré y quizá en un compartir de opiniones, podamos encontrar alguna respuesta.

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