SUPERSTICIONES DE LAS ANTIGUAS CULTURAS DE CENTROAMÉRICA
Por Percy Taira
En este post queremos compartir
con ustedes, algunas de las supersticiones que tenían las antiguas culturas de
Centro América. Estos datos han sido obtenidos del libro Repúblicas de Indias,
Idolatrías y Gobierno en México y Perú antes de la Conquista, escrito por el
fraile de la orden de San Agustín, Jerónimo Román y Zamora, en el año de 1575.
En este post vamos a conocer
supersticiones tales como la creencia los animales de mal agüero o fatídicos, la
terrible manera como una mujer que daba a luz a dos hijos en un solo parto,
debía matar a uno de ellos para evitar la muerte de alguno de los padres y por
último conoceremos las creencias sobre los temblores y terremotos, algunos
remedios contra la fiebre y su forma de “ver” la salud o muerte de las personas.
Esto es lo que nos dice el
fray Jerónimo Román, sobre estas supersticiones:
“Miraban mucho en las aves
nocturnas, ansí como en el búho, lechuza y mochuelos, con los cuales adivinaban
lo que querían, y si alguna destas aves se sentaba en alguna casa, agoraban que
moriría presto alguno della; también si oian graznar un animalejo que se
llamaba Cuzatli, denunciaba que quería morirse alguna persona.
Item si encontraban alguna
culebra ó alacrán y largartos, tenían por señal que aquél que estaba enfermo en
la casa del que entraban estas sabandijas, había de morir.
Si la mujer paría dos hijos de
una vez (que en las Indias es común cosa) creían que había de morir el padre ó
la madre, y para huir este peligro, los había enseñado este remedio el demonio,
y era: que matase el uno dellos.
A los que ansí nacían de un
vientre, llamábanlos Cocoua, que quiere decir culebras, porque decían que la
primera mujer ansí parió dos juntos, se llamó Coatl, que quiere decir culebra,
y tenían por opinión, que si no mataban al uno de los hijos, el uno había de
comer al padre ó la madre.
Cuando temblaba la tierra
donde había mujer preñada, cubrían las ollas de presto ó las quebraban, porque
de otra manera creían que moriría la tal mujer.
Decían también que el temblar
de la tierra, era señal que se había de acabar presto el maíz y el trigo de los
trojes.
Si alguna persona enfermaba de
calenturas recias, tomaban por remedio hacer un perrillo de masa de maíz, y
poníanlo en un asiento ó cuna de árbol, llamado Maguei, y sacaban el enfermo al
camino y decían que el primero que por allí pasase llevaría la enfermedad en
los pies ó piernas.
Muchas cosas dejaban de hacer
por los sueños, porque miraban mucho en esto, y ansí tenían desto libros y
memorias, por donde se regian, y los sacerdotes examinaban cuáles eran buenos y
cuáles malos. Para el tiempo de casarse también tenían señales buenas y malas,
para saber qué vida harian los nuevos casados.
Si perdían alguna cosa, así
como animal, ave ó persona, hacían ciertas ceremonias ó hechicerías con ciertos
granos de maíz, en un lobrillo ó vaso hondo lleno de agua, y allí veían el que
lo tenia ó la casa adonde estaba, ó si la cosa estaba viva ó muerta.
Para saber si los enfermos
habían de vivir ó sanar de la enfermedad en que estaban, tomaban un par de granos
de maíz, de los más gruesos, y lanzábanlos de la manera que se lanzan de la
mano los dados, y esto hacían siete ú ocho veces, y si algún grano quedaba
derecho ó hiniesto, afirmaban señal de muerte.
Item tomaban estos hechiceros
ó sacerdotes, unos cordeles como llavero de donde las mujeres cuelgan las
llaves, las cuales arrojadas en el suelo, si quedaban revueltas, interpretaban
ser señal de muerte; pero si salían extendidas, interpretaban que era de vida”.
Continuaremos publicando
algunos datos curiosos obtenidos de la crónica de este fraile de la Orden de
San Agustín.
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