CUENTOS DEL MISTERIO:EL CAJÓN OBLONGO DE EDGAR ALLAN POE

En un tiempo atrás, el narrador se embarcó en Charleston con destino a Nueva York. Asistió al paquebote un día antes de zarpar para acomodar algunas pertenencias. Revisó la lista de pasajeros, y con gusto encontró a su amigo Mr. Cornelius Wyatt, quien hubo rentado para sí, tres camarotes. La lista anunciaba que viajaba en compañía de sus dos hermanas y esposa, ésta última a quien no conocía, pero le habían hablado maravillas sobre su persona. Le intrigó el hecho de los tres camarotes, pues en cada uno había cabida para dos personas. Supuso entonces que algún criado viajaría con ellos. Una irresistible curiosidad lo obligó a permanecer ahí, porque al parecer, ellos asistirían el mismo día, y no quiso perderse la oportunidad de ser presentado ante la dama.

Cuando llegó su amigo, se percató de la ausencia de su mujer, a la cual excusaron, pues estaba indispuesta. Al día siguiente, la fecha se había pospuesto por las circunstancias, hasta nuevo aviso. Se indignó, pues las circunstancias del tiempo eran del todo favorables. Después de una semana, le llamaron.

El barco estaba atestado de pasajeros, y por fin se dio a conocer Mrs. Wyatt. Fue presentada por su cuñada, y aquel se sorprendió bastante al contemplarla, pues no era bella, como la habían descrito. Su marido llevaba consigo una caja de forma oblonga, y pensó, que debido a la falta del supuesto sirviente, para guardar la caja era el camarote extra. Supuso que dentro de ella existiría alguna pintura que su amigo quería llevar de contrabando, a pesar de que tenía una inscripción que indicaba a Mrs. Adelaida Curtis.

El misterio acrecentó cuando la caja fue guardada en el camarote de Mr. Y Mrs. Wyatt, sobre todo porque su gran tamaño ocupaba todo el suelo del lugar. Fue asunto sorprendente el evidenciar que Mrs. Wyatt coqueteaba abiertamente con todos los caballeros presentes en la tripulación. Ésta situación pareció a sus ojos, muy evidente, más aún cuando en el transcurso de un par de noches, gracias a la ubicación de su camarote, cuya vista daba a los de su amigo, contempló absorto como Mrs. Wyatt iba a ocupar el tercer camarote.

Mientras, Mr. Wyatt, con ayuda de un martillo, abría la caja y contemplaba su contenido, supuso, hasta poco antes del amanecer. Cuando hubieron pasado siete días desde el día de partida, una tormenta inició con furia. Pronto se convirtió en huracán; aunque intentaron aligerar la carga, la tempestad no cedió y el barco comenzó a destruirse. Por ello se dispusieron un par de botes; en el segundo se encontraban Mr. Wyatt y su familia. El primero, enloqueció ordenando al capitán que regresaran por la caja. Al negarle la solicitud, saltó por la borda y entró por la caja, la que ató a sí, para finalmente, saltar con ella al mar. Espantado, el narrador platica que tras un mes, se encontró con el capitán, quien le explicó que el día previsto para la partida del barco, Mrs. Wyatt murió de forma repentina. Con el fin de llevar el cuerpo a la madre de la difunta, el capitán mando embalsamar parcialmente el cuerpo, el cual estaba guardado en la caja para no llamar la atención. Por haber sido sabido que Mrs. Wyatt tomaría un lugar en la embarcación, se buscó que la doncella de la misma tomara su lugar, por lo que el camarote extra que había sido pensado originalmente para un sirviente, era ocupado por la seudo-esposa.

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