LA RELACIÓN ENTRE CELESTINO V Y BENEDICTO XVI: HISTORIA DE DOS PAPAS RENUNCIANTES
Por Percy Taira
Luego del anuncio de la
renuncia de Benedicto XVI a la silla de San Pedro, muchos comenzaron a comparar
el gesto del Sumo Pontífice con su antecesor Juan Pablo II, y como éste soportó
las penurias de su enfermedad y la vejez hasta el momento de su muerte. Sin
embargo, habría, para ser justos, comparar a Benedicto XVI con alguien que haya
realizado el mismo acto de renuncia, para ser más precisos, con uno de los Papas renunciantes de la historia, se trata de Celestino V, y realmente, encontraremos
en ambos personajes muchas una extraña relación y grandes similitudes.
VIDA DE CELESTINO V
Para hacer un breve repaso de
la historia de Celestino V, podríamos decir que nació en Italia, en la ciudad
de Isernia en 1215 bajo el nombre de Pietro Angeleri di Murrone, y murió en Ferentino
en 1296. Fue el Papa número 192 de la Iglesia Católica, y fue elegido el 7 de
julio de 1294 hasta el 13 de diciembre de ese mismo año, su papado duró sólo
seis meses.
Se dice que Celestino V era un
hombre anacoreta. Un hombre dedicado a la oración y a la soledad, tanto que
vivió en una cueva situada en el monte Morrone donde viviría durante cinco
años. Luego se trasladó a otra cueva, junto con dos compañeros, a la montaña de
Maiella en la región de Abruzos, en el centro de Italia, en donde fundó la
Orden de los Celestino.
Esa fue una de las razones que
muchos aseguran llevó a la renuncia a Celestino V. Su forma de ser, su forma de
vivir y su carácter, no iba de la mano con las funciones de un Sumo Pontífice y
que por ello decidió renunciar voluntariamente con la intención de volver a su
vida ermitaña.
Su decisión provocó un gran
escándalo y rechazo en la época y ha pasado a la historia como el "Gran rechazo". Es más, Dante, en su famosa obra de la Divina Comedia, ubica a
Celestino V en uno de los infiernos, junto a los inútiles o neutrales. En el
canto III, el autor escribe: “Así que distinguir los rostros puedo miro con más
fijeza, y vi entre varios al que la gran renuncia hizo por miedo”.
Lamentablemente para las
intenciones de Celestino V, su sucesor, el cardenal Benedetto Caetani, quien
luego se llamaría Bonifacio VIII, consideró además, su renuncia como un peligro
para la Iglesia Católica, debido a que temía que la población considerara a
Celestino V aún como líder de la Iglesia. Por ello le pidió que lo acompañara a
Roma, sin embargo, en el trayecto, Celestino V logró escapar y huyó a su
antigua gruta del Monte Morrone.
Bonifacio VIII inició entonces
una búsqueda implacable con órdenes de detener al renunciante pontífice,
Celestino V intentó huir entonces a Grecia, sin embargo fue detenido, y poco
tiempo después, fue enjuiciado y encarcelado en la torre del castel Fumone donde falleció
el 19 de mayo de 1296 luego de diez meses de confinamiento.
Celestino V fue canonizado el
3 de mayo de 1313 con el nombre de San Pietro de Morrone aunque pasó a la
historia como el apodo del Papa Angélico.
LA VISITA DE BENEDICTO XVI A LA TUMBA DE CELESTINO V
Ahora bien, ya en la historia
de Celestino V podemos encontrar algunas similitudes con Benedicto XVI. Al parecer,
ambos tenían un carácter que les llevaba a buscar una vida tranquila, dedicada
ya sea a la oración como en el caso de Celestino V o a la actividad intelectual
en el caos de Benedicto XVI. Ambos renunciaron al Papado intentando volver a su
antigua vida.
Pero hay más detalles, gestos
que hizo Benedicto XVI, que hacen pensar que tenía un especial cariño a la
figura de Celestino V.
Y es que en abril del 2009, el
Papa Benedicto XVI visitó la ciudad italiana de L’Aquila, debido a que ésta
ciudad había sufrido un fuerte terremoto que destruyó parte importante de esta zona
de Italia. Justamente, una de las estructuras que quedó destruida fue la
basílica de Nuestra Señora de Collemaggio, lugar en donde se encuentra la tumba
de Celestino V. El techo de la basílica se cayó y lo único que quedó en pie,
sin ningún daño, fue esta tumba.
Lo curioso del caso es que
aquella vez, el Papa depositó en aquella tumba nada menos que el palio que le
fue dado al momento de ser elegido como Papa. Un gesto importante en la que el
Sumo Pontífice declaraba su respeto por este santo.
Pero eso no es todo, un año
después, Benedicto XVI volvió a esta ciudad y refiriéndose a la vida de
Celestino V dijo: “¿no se trataba tal vez de individualismo, de fuga de las
responsabilidades?”, preguntó haciendo referencia a la renuncia de Celestino V
al Papado, y respondió: “Cierto; esta tentación existe. Pero en las
experiencias aprobadas por la Iglesia, la vida solitaria de oración y de
penitencia está siempre al servicio de la comunidad, se abre a los demás, nunca
se contrapone a las necesidades de la comunidad. Las ermitas y los monasterios
son oasis y manantiales de vida espiritual de los que todos pueden beber”.
Al parecer, Benedicto XVI
sentía algo más que admiración sobre la vida de Celestino V, tal vez, en algún
momento de su reflexión, la vida de este santo de la Iglesia Católica, la tomó
como ejemplo para tomar la gran decisión de su renuncia.
VISITA DE
BENEDICTO XVI A LA TUMBA DE CELESTINO V
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