COLABORACIÓN: LA HISTORIA DEL NIÑO DE LA MINA DE SANTA BÁRBARA (HUANCAVELICA)


Entrada de la Mina de Santa Bárbara, también conocida como Mina de la Muerte en Huancavelica

EDITOR: En mayo del 2011, publicamos en Expediente Oculto la historia de la Mina de Santa Bárbara, un lugar conocido también como la Mina de la Muerte, ubicada en la región de Huancavelica, en Perú (Leer este post en este enlace). La verdad, es que esta mina, por su historia (sobre todo sangrienta y de muerte) y por todo el ambiente que le rodea, es uno de esos lugares intrigantes y de miedo de los andes de nuestro país. Pues bien, desde la publicación de ese post hemos recibido diversos testimonios de personas que tenido esa misma sensación de miedo al pisar este lugar. Este es uno de esos testimonios interesantes, y nos lo envía nuestro lector Daniel T. Ruiz Guillén. Espero que lo disfruten y gracias a Daniel por compartir con nosotros su interesante historia.


Por Daniel T. Ruiz Guillén*


El día 29 de agosto de  este año (2012), aprovechando el feriado largo, nos fuimos de viaje a Huancavelica, mis dos hermanos y yo (todos profesionales), más siete jóvenes entre mis hijos y sobrinos (todos universitarios). El día 31 de agosto, como estaba programado, a las 15.35, salimos en una combi, de  Huancavelica con rumbo a la mina de azogue de Santa Bárbara, era una gran ilusión de todos, sobre todo de los más jóvenes a quienes siempre les invite a realizar este paseo.

 Al llegar a la mina, fui el primero en bajar del carro para acercarme a las rejas que impiden el acceso  al socavón y NO HABÍA NADIE  NI NADA EXTRAÑO, luego me retiré por tres minutos  a un costado de la mina, para miccionar, cuando regresé, me quedé a unos 6 metros de las rejas, porque todos los jóvenes ya habían bajado de la combi, estaban junto a las rejas y  “curiosamente” conversaban con un NIÑO de 6 ó 7 años, no me uní al grupo ¡No se porqué!; luego ellos se tomaron fotografías con una cámara y algunos celulares. Mi pregunta es: ¿de  dónde salió el NIÑO?,  cuando llegué no vi a nadie, de ser así, yo hubiese saludado al NIÑO,  no se ignorar a nadie, más bien saludo a todo el mundo.

Luego de las fotos, el NIÑO desapareció sin que nadie lo advirtiera; todos nos fuimos a tomar más fotografías en la carretera, teniendo como fondo las estructuras metálicas externas que están en un precipicio, todo es tétrico, penoso y se sentía un ambiente muy pesado, era como estar sumergido en una bañera llena de azogue ¡Que pesado no!

Después mis hermanos y yo, avanzamos a pie hasta la plaza, donde esta el templo, cuyo frontis es igual o se parece mucho al de la catedral de Huancavelica, mi hermano dice que fueron obras de un mismo arquitecto; a los cinco minutos, llegaron  en la combi, todos los jóvenes y  dijeron que el conductor les dijo: ¡Suban! ¡Suban!, también dicen que este señor, estaba muy asustado y preocupado, ¿porqué?, nunca se lo pregunté, aunque ahora estoy casi seguro que todos estábamos así, es decir asustados.

Los jóvenes bajaron de la combi y en seguida fisgonearon por las rendijas de la puerta del templo y notaron que dentro del mismo, no existe ninguna imagen, queríamos entrar pero no se pudo, porque estaba cerrada por dentro.  Alguien vio una pequeña puerta cerrada con un candado, al costado del templo, no pudimos abrirla, la dejamos, nos alejamos  nos fuimos hacía la puerta del templo y de pronto… el candado de la pequeña puerta se cayó al piso, todos TEMIMOS, DUDAMOS, NOS ASUSTAMOS, yo no retrocedí… me acerqué y entré, era un cementerio, todos me siguieron, al cabo de unos minutos salimos todos y cerramos la puerta, asegurándolo  con el candado. Luego nos fuimos hacía el centro de la plaza, NO SÉ POR QUÉ, PERO EN UN DETERMINADO MOMENTO, TODOS VOLTEAMOS, hacía la puerta del cementerio, Y… EL NIÑO ABRIÓ LA PUERTA DESDE DENTRO DEL CEMENTERIO… NOS MIRAMOS… EL NIÑO SONRIÓ… Y A LOS 3 SEGUNDOS… EL NIÑO CERRÓ LA PUERTA.

Todo esto lo vimos 12 personas, nosotros 10, el conductor  y la cobradora. En seguida y como si fuésemos autómatas, todos subimos a la combi y partimos presurosos.

Parece un cuento o una historia fantasiosa, pero eso sucedió realmente.

Por otra parte, he analizado todas las fotografías y el NIÑO NO APARECE EN NINGUNA, salvo un brazo en una foto y en otra aparece la bolsa que tenía el NIÑO, todo esto es muy impresionante, curioso  y espero desentrañarlo algún día.

Tengo varias preguntas, entre ellas:

¿De dónde salió el NIÑO?

¿Por qué estaba solo? En 3 km a la redonda, parecía que no había vida y eso que subimos por Sacsamarca y luego regresamos por la antigua carretera que pasa por Huaylacucho.

¿Quién movió la bolsa del NIÑO, desde las rejas hasta la orilla de la carretera?

¿Por qué el NIÑO no aparece en las fotografías?

¿Por qué el NIÑO apareció en dos lugares abandonados y tétricos: la mina y el cementerio?

¿Por dónde fue el NIÑO, de la mina al cementerio, si el único camino es la carretera?

¿Que pasó realmente? , no lo sé, pero creo y espero que haya sido el NIÑO LACHOCC, que nos miró y nos bendijo, frente a los crímenes y genocidio al que fueron sometidos miles y miles de campesinos pobres y explotados, durante siglos  ¡CUÁNTO  DOLOR! ¡CUÁNTO LLANTO!  ¡CUÁNTA PENA!  ¡CUÁNTA POBREZA!  ¡CUÁNTA SANGRE!  ¡CUÁNTA MUERTE!


PD: La historia, en el mejor sentido de la palabra, del NIÑO LACHOCC, es un tema a parte, pero bastante importante y popular, que todo huancavelicano que se respete, la conoce y será motivo de otro santo comentario.

*Puedes contactar con Daniel T. Ruiz Guillén, puedes hacerlo al correo: danielkolberuiz@hotmail.com 


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