LAS EXTRAÑAS COINCIDENCIAS QUE RODEARON LA TRAGEDIA DEL TITANIC



Por Percy Taira

Sea a través de libros o diarios, a través del cine, de la televisión o incluso, de comentarios oídos en algún momento de nuestra vida, somos pocos los que desconocemos la historia del Titanic, aquel trasatlántico que un 14 de abril de 1912 chocó contra un inmenso iceberg lo que provocó luego su hundimiento un día después y con ello la muerte de 1,512 personas, frente las costas de Terranova (Canadá) en el océano Atlántico.

Lejos de la evidente historia de tragedia humana que está detrás de este hundimiento, existen datos, detalles, que le dan a este hecho ese cariz de misterio que nosotros nos encargamos. En este post nos vamos a referir en particular a algunas de las extrañas coincidencias, casualidades o serendipias, que rodearon la travesía de este trasatlántico británico, del que decían, no podría ser hundido ni por el propio Dios.


LA NOVELA QUE PRESAGIÓ EL TITANIC

Morgan Robertson era un escritor de poco talento que escribió en 1898 una novela llamada Futility (Futilidad) que cuenta en su interior tantas coincidencias en los detalles conocidos del Titanic y de su hundimiento que muchos le dan incluso a la obra tintes proféticos.

Comencemos en un principio con el argumento de la obra. Robertson nos cuenta en esta obra el viaje de un gran trasatlántico británico que en un momento de su viaje sufre un accidente. Debido a la escasa provisión de botes salvavidas en el barco, el accidente provocaría la muerte de cientos de personas.

Pero no sólo en el argumento hay algún tipo de semejanza con la historia del Titanic, pues las más interesantes se encuentran en los detalles de la misma obra. Comencemos señalando que el barco protagonista de la historia de Robertson ciertamente no se llama Titanic, sino, se llama Titán; que así como su par, el barco de la ficción realizaba también su viaje inaugural; era el más lujoso de su tiempo y fue descrito en la novela como el insumergible.

El barco descrito por Robertson, 14 años antes de la tragedia del Titanic, medía 268,2 metros de largo mientras que el trasatlántico de la realidad medía 268,9 metros; tanto el Titán como el Titanic tenían 3 hélices; y ambos barcos podían ir a una velocidad máxima de 25 nudos. Pero hay más, ambos tenían una capacidad para 3 mil personas, y pese a esto la provisión de botes salvavidas era  mínima, en el caso del Titán estaba provisto con 24  botes, el Titanic con 20.

Y si alguno piensa que todo esto aún puede enmarcarse dentro del mundo de las casualidades o el azar, podemos decir que lo que provocó el accidente del Titán y que lo llevó al naufragio, fue el mismo que provocó la tragedia del Titanic, un iceberg. En la tragedia del Titán murieron 1,600 personas, en el Titanic 1,512; y por si esto fuera poco, el autor le pone una fecha a esta tragedia, un lunes del mes del abril, el Titanic impactó con el iceberg un domingo 14 de abril a las 11 y 40 de la noche, y se hundió, un lunes 15 de abril.


EL TITANIC Y EL COSTA CONCORDIA




Pero hay más casualidades, y es que algunos aseguran que la tragedia del Titanic estaría vinculada a través de las extrañas casualidades con otra tragedia que ocurrió este año: el hundimiento del crucero italiano Costa Concordia ocurrido el 13 de enero del 2012 cerca de la isla del Giglio, en Italia. Justamente el año en que se cumplían 100 años del hundimiento del Titanic.

Una de estas historias es el caso de Valentina Capuano, mujer de 30 años que sobrevivió al hundimiento del crucero italiano Costa Concordia. Pues bien, lo curioso de este caso es que esta mujer es nada menos que la nieta de una de las sobrevivientes del Titanic llamada María. Dos miembros de una misma familia que se salvaron de respectivos accidentes marítimos con cien años de diferencia.

Pero hay más casualidades que me gustaría agregar, y es que al parecer esta no fue la única coincidencia que unió la tragedia del Costa Concordia con el Titanic, aunque en este punto hablamos más bien de la versión fílmica de la tragedia. Y es que dos sobrevivientes del Costa Concordia, Yannic y Keven Sgag, declararon que cuando el barco italiano golpeó una de las rocas que luego provocaría su hundimiento, se percataron de un detalle sumamente curioso, y es que justo en ese momento una canción sonaba en los parlantes del restaurante del barco: la canción My Heart Will Go On, de la cantante Celine Dion y que fue el tema musical de la película Titanic.

Por último, algunos recordaran en la película de James Cameron, una escena en la que un anciano millonario y su joven sirviente deciden quedarse en el barco para “morir como caballeros”. Pues estos personajes existieron, eran el millonario Benjamin Guggenheim, y su sirviente, un joven llamado, Víctor Giglio, curiosamente, el mismo apellido de la isla en donde se hundió el Costa Concordia.

Esta es la escena en mención.



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