COLABORACIÓN: UFOLOGÍA [1]
Por
Octavio Chon Torres *
La demarcación
El motivo de
este escrito es el de poder delimitar el trabajo de un ufólogo, disipar los
mitos populares que se ciernen respecto a su labor y además educar a las
personas de lo que se trata una ufología en el sentido original de la palabra.
Aún no hay mucha información sobre la ufología tomada como investigación de
acontecimientos determinados, lo que abunda es más bien la literatura ovni muy
diferente a la labor que hace un investigador del tema. Así, la primera
cuestión a tener en cuenta es la de saber diferenciar lo que hace un
investigador de los ovnis y lo que hace cualquier gurú new age –movimiento
nueva era- sobre los ovni. Esto es importante porque muchas veces en debates
las personas suelen asociar la evidencia ovni con extraterrestres o literatura
ovni que tanto abunda. La importancia de este texto es, como se nota, poner en
claro que no se trata de lo mismo. Un grupo religioso que se reúne y habla de
los ovnis y pretende comunicarse con ellos telepáticamente no está haciendo
ninguna labor crítica, cuestión esencial para un investigador.
Por esto, un
ufólogo antes que nada ha de ser un investigador en el sentido pleno del
término. Esto es, un investigador que sea capaz de usar su sentido crítico de
modo tal que evite confundir evidencia de mera especulación. Dentro de la
especulación está el decir que los ovnis son necesariamente extraterrestres,
como si existiese una relación de A por tanto B, ovnis por tanto
extraterrestre, o en cualquier caso, ovnis por tanto intraterrestres, naves
ultrasecretas, etc. Nada de esto pertenece a la investigación de los hechos
considerados como tales. Lo que se tiene puede ser un avistamiento registrado,
cuyo objeto puede ser cualquier otra cosa menos algo conocido.
Si alguien ve
luces, por ejemplo, que empiezan a moverse de manera errática y desaparecen de
pronto, desafiando cualquier noción establecida sobre movimientos de objetos
voladores, sean aviones o globos meteorológicos, ello significa que algo en
concreto está sucediendo, pero de ahí a concluir de inmediato que son tales o
cuales seres, es ya cometer una apreciación precipitada que se aleja de la
realidad. No se sabe si en verdad son extraterrestres o lo que sea, lo único
que se sabrá es que se tuvo un avistamiento, un ovni, un objeto volador no
identificado, y un ufólogo es eso, alguien que investiga esos fenómenos, y para
ello ante la incertidumbre de lo que tiene delante se hace imprescindible que
despliegue sus habilidades como investigador con sentido crítico.
Por eso se hace
importante conocer al menos lo básico de diferentes ciencias, tanto de
humanidades como de las ciencias duras. Esto porque tener un conocimiento
multidisciplinario adecuado le ofrecerá no solo mejores herramientas para poder
investigar sino que evitará de esta
manera caer en explicaciones deficientes cuyos resultados hacen más daño aún
que aportar algo a la ufología. Y a esto se añade el sentido crítico que debe
ser tal que no nuble la posibilidad de que lo visto sea descartado de antemano,
pero tampoco cayendo en la mera credulidad. La idea de esto es que un ufólogo
tiene que ser capaz de interrelacionar diversos conocimientos, ha de ser alguien
que se ha preparado para esto, no puede ser cualquier persona que salga y diga
que es ufólogo por el simple hecho de haber descubierto una que otra fotografía
–o video- inexplicable. No es ufólogo quien se dice ser, sino quien se
caracteriza en la práctica, y la idea de este texto es la de dar una noción de
lo que debería ser un investigador del fenómeno ovni para disipar el mito
popular tan alimentado por diferentes películas, novelas o programas de
televisión en donde se ridiculiza esta clase de sucesos tildándolos de alucinaciones
o de meras creencias. Lo realmente ridículo es malinterpretar todo, no usar el
razonamiento, e insistir en ello pensando que es lo verdadero.
El papel educador del ufólogo
En ese caso -ser
demasiado crédulo- solamente se está haciendo una mala interpretación de la
realidad, demostrando la poca capacidad de análisis que se tiene del tema y por
qué no, deficiencia de análisis en cualquier tema en general, ya que esto no
solo pasa por un asunto en particular –el del mito popular ovni-extraterrestre
como si fueran inseparables- sino que tiene que ver también con la calidad de
educación que la gente recibe, que muy probablemente no haya sido enfocada para
cuestionar, indagar, hacer uso del sentido crítico. Y en esto también tiene que
ver el ufólogo, su papel ha de consistir no en encerrarse dentro de sus
investigaciones, sino que su rol educador debe destacarse al momento de hacer
explicaciones, no hacerse ver como no crédulo sin más, resaltar que no se trata
de un asunto de credos sino de algo en concreto.
Todo esto no por
nada, sino porque servirá para defenderse, armar una argumentación sólida, de
las críticas maliciosas que puedan haber ya que bien es sabido que hay gente
con tendencias a desacreditar para quedar como el que sabe más, como el que no
se deja engañar, pero esta actitud un ufólogo preverá porque sabe que ellos
posiblemente están cometiendo defectos en el momento de interpretar las
pruebas. Cuando la gente capta algo no lo hace inmediatamente como se lo
muestran, sino que en las más de las veces tiene que pasar por un filtro, por
su sistema de creencias social e individual, y luego de allí, luego de ese “mindmapping”[2] de
la realidad, explicar lo que ve. Un evangélico dirá que ve demonios en el
cielo, un new age dirá que ve ángeles, pero el ufólogo ha de evitar esa clase
de conclusiones precipitadas, y no solo eso, sino que sabe que las hipótesis
que ofrezca sobre el porqué de la existencia de esos objetos no identificados
debe estar acorde a lo que realmente ocurre y no a lo que se ha ido
distorsionando mediante el sistema de creencias, debe evitar hacer flatusvocis[3].
Aquí entra a
tallar un lado importante también del ufólogo, el que resalte a partir de qué
punto se está analizando la evidencia y a partir de qué punto empieza a hablar a
título personal a partir de sus razonamientos.No solo se trata de investigar de
manera seca los hechos, sino que dentro de la heurística[4]
del investigador ha de haber algunas percepciones personales a partir de lo que
ha ido indagando, y esto no es excepción para aquel que se dedica a investigar
estos objetos no identificados. Incluso se podría decir que los ovnis
estuvieron desde la antigüedad, pero esto pertenecería a la especulación del
ufólogo con el fin de moldearse una visión aproximativa de lo que podría estar
sucediendo realmente, aunque ello no implique que sea necesariamente así, al
menos hasta que la evidencia demuestre en la actualidad lo contrario.
Sin embargo,
como en todas las situaciones, cuando se presenta un problema mientras no haya
evidencia concreta que lo compruebe, no podrá hablarse de una conclusión
definitiva, sino que serán conclusiones provisionales, como pasos a tientas. La
investigación de los hechos sin un marco teórico es imposible o acaso una
abstracción desmedida en donde la vieja escuela sujeto-objeto se separan por
completo. El investigador se ve involucrado en lo que indaga porque pone
dedicación, tiempo, espera que algo bueno resulte de ello. Pues el ufólogo ha
de tener sus propias expectativas siempre y cuando no lo sesgue ni lo lleve a
afirmar precipitadamente nada. La propia crítica también ha de emplearse para
este tipo de situaciones.
Especulación prudente
La autocrítica
permite afrontar nuevas situaciones que si uno nunca hubiera puesto en duda no
habría caído en ello. El fin de la autocrítica es también evitar el dogmatismo,
un investigador, sea el que sea, debe ser ajeno al dogmatismo. Si bien es
cierto que tomar ciertos parámetros para investigar es imprescindible para
formarse un marco teórico, esto se diferencia de las ideologías totalitarias
–como pasa en algunas sectas- ya que siempre el que indaga sabrá dentro de sí
que posiblemente sus expectativas de lo que podrían ser tales objetos al final
resulten ser falsas o parcialmente falsas. La falta de evidencias tampoco debe
darle motivo para fomentar sus propias convicciones ya que ello no significa
evidencia de algo, en cuyo caso se entraría en una falacia no-formal conocida
en el campo de la lógica como argumentum
ad ignorantiam[5],
atribuirle validez a algo por la falta de pruebas.
Entonces
se tiene que no solo es necesario investigar los hechos puros, sino que también
es importante hacerse un marco teórico provisional por el cual seguir un camino
de modo que no se investigue al azar sino que se siga una ruta determinada.
También es relevante evitar caer en falacias y para ello se hace necesario un
uso del sentido crítico tal que le provea al investigador de las herramientas
adecuadas para esclarecer los acontecimientos. Lo que se espera de un investigador
es que no se tome las cosas sin previa examinación, como tampoco que sea
totalmente cerrado, sino de mantener un término medio para poder establecer sus
presupuestos y llegar hasta donde se pueda. La labor del ufólogo no es tampoco
la de tener la solución, ello no está garantizado, quien piense que dedicarse a
investigar estos fenómenos es sinónimo de descubrir “la verdad” no estará
haciendo más que una extensión de la religiosidad propia ya que la labor del
investigador, su alma, es la de no tomar ninguna cosa por verdad absoluta, no
hacer flatusvocis[6],
ello no existe por ser una abstracción que lleva potencialmente a ideas
totalitarias, pero tampoco se trata de un relativismo tal que se pueda caer
incluso en un solipsismo[7]
haciéndose el ufólogo inentendible hacia los demás. El ufólogo ha de investigar
teniendo en cuenta su labor educativa, como se mencionó antes, porque la
cantidad de desinformación es tal que desvía la verdadera importancia que esto
tiene con respecto a la humanidad.
Es decir, hay que ponerse a pensar
para darse cuenta de la verdadera dimensión que esto puede tener, y para pensar
se necesita de tiempo y de un cierto grado de tranquilidad mental suficiente
para poder observar mejor esta situación. Actualmente la gente no tiene mucho tiempo,
anda muy ocupada y a lo más se conforma con lo que recibe, no significa que
todos deban ser investigadores, sino que por el contrario, esta misma situación
realza la importancia del ufólogo ya que al disponer de tiempo y recursos podrá
informar a los demás de lo que ocurre en su campo. Entonces, cuando un ufólogo
le hable a la gente no lo hará desde su ignorancia, sino desde todos los
conocimientos que ha ido adquiriendo, no prometiéndoles la divina respuesta,
eso no existe, sino que fomentará el cuestionamiento y aportará lo que ha ido
descubriendo, y delimitará en qué momento empiezan sus propias especulaciones
acerca del fenómeno ovni.
¿Qué pasaría realmente si esos
objetos voladores son extraterrestres?, ¿qué pasaría si no lo son, y en vez de
eso son objetos fabricados en la Tierra?, o ¿qué pasaría si en verdad esos
objetos no son de este mundo, sino que forman parte de algo que simplemente,
habiéndose descubierto lo que es, la respuesta es incluso más desconcertante
que el misterio inicial? Por supuesto, un ufólogo dentro de sus conocimientos
necesarios en ciencias habrá examinado las posibilidades que cada una de estas
preguntas implica, como el tener en cuenta que no es posible viajar a más de
300 mil kilómetros por segundo[8]. Y
sin embargo, haciendo un salto a la imaginación, requisito indispensable para
poder formularse algunas hipótesis, ¿qué implicancias tiene el hecho mismo de
que en los cielos existan estos objetos que no se pueden identificar a simple
vista? En otras palabras, más allá de si sean o no extraterrestres o cualquier
cosa con la capacidad para movilizarse de esa manera y desaparecer de la vista
con tanta facilidad –dejando a un lado reportes recientes sobre la
desclasificación ovni en algunos países-, las implicas que tiene la existencia
de estos fenómenos ha recibido una atención mínima, y me refiero a la atención
que se le debe dar, no a la atención religiosa o al estilo new age.
El papel político
Las
implicaciones que conlleva la existencia de objetos voladores no identificados
deberían ser de relevancia pública, no es posible que se avisten objetos de esa
naturaleza y uno no pueda hacer nada. Se está ante la imposibilidad humana de
determinar y de igualar aquellos fenómenos. No debería inducir a terror esto,
sino a una mirada más crítica sobre el sistema político que no le presta
atención al fenómeno, y aquí se entra ya en un nuevo aspecto del ufólogo que no
es solo el de investigar ovnis, sino el de criticar las deficientes políticas
usadas para tratar el tema con el público y la ridiculización que han efectuado
cuando alguien hablaba hace 30 años sobre ovnis, y sin embargo hoy en día se
ven desclasificaciones que datan de hace 30 años. Esto es signo de una alta
hipocresía por parte de algunas autoridades y no debe dejarse de lado, no por
el rencor, sino porque es una enorme tomadura de pelo que la generación actual por
lo general no presta atención. ¿Por qué antes no sacaban a la luz ciertos
documentos sobre ovnis, ridiculizando incluso a quienes querían saber lo que
ocurría en verdad, y ahora se muestran –aparentemente- abiertos mostrando los
documentos? El sentido crítico nos dice que los motivos deben ser explicados
por parte de las autoridades que estuvieron a cargo de ello.
Por el
contrario, lo que ocurre es que se están mostrando documentos sin prestarle la
debida atención. Aviones prendiendo fuego a objetos que se ven inmunes a las
municiones, objetos que esquivan aviones como si se tratase de un juego de
niños. Y esta información está disponible en la World Wide Web –web- a vista de
todos, y lo menos que se esperaría es que las autoridades se disculpen con los
que exigieron respuestas y se les negó anteriormente, sin embargo esto no
ocurre. Cabe resaltar que lo dicho en estos dos últimos párrafos en especial ya pertenece a la
tarea crítica y discursiva que un ufólogo debiese tener, reflexionar sobre los
acontecimientos, hilarlos y lanzar algunas respuestas tentativas que siempre
hay que recalcar no son para nada concluyentes por lo menos hasta ese momento.
Hay que hacerse
valer como investigador en su campo que es. Es un tema concreto y para nada
pertenece al ámbito de las creencias. Un ufólogo debe ser en cierto modo un
filósofo que cuestiona, indaga y comparte lo que encuentra para hacer mayor el
mosaico de información que hay, haciendo uso de la autocrítica. El nivel de
análisis y de abstracción en relación a los hechos debe ser tal que no solo le
permite al que investiga ver los hechos, sino desprender algunas sospechas y a
partir de ahí hacerse una idea de lo que podría estar ocurriendo, una idea que
puede no ser verdad, pero al menos una idea que se sabe a posibilidad y que
puede ser reemplazada cuando las posteriores investigaciones lo señalen así. Al
final, el tiempo y la dedicación de la gente por investigar dejarán que la
verdad de estos temas caiga por su propia validez.
* Bachiller en Filosofía
de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), Perú. Administrador del
blog http://lamultidimensionalidad.blogspot.com/
NOTAS
1 Para fines eufónicos se usará la palabra ufología en vez de ovnilogía.
2Mapas mentales en donde se relacionan cosas para llegar a algo
determinado.
3 Palabras vacías.
4 Según la RAE, “técnica de la indagación y del descubrimiento”.
5Un argumento falaz que significa tratar de validar algo desde la
ignorancia de lo que se habla.
6 Palabras vacías.
7 En donde todo lo exterior es falso menos uno mismo.
8 Velocidad aproximada de la luz.
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